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La mayor fiesta religiosa de nuestro país está volviendo a tener su esencia tras un año de silencio y vacío a causa de la situación sanitaria que la pandemia del coronavirus estaba y sigue dejando para la historia en el mundo. Hoy, gracias al protocolo y las medidas sanitarias aplicadas, se está viviendo una nueva festividad mariana.
Tal es así que ciclistas de Itanará, distrito de la ciudad de Canindeyú, fue uno de los varios grupos de ciclistas que este año volvieron a Caacupé.
Mónica López, integrante del grupo de ciclistas de Itanará, explicó que la ciudad se encuentra en donde comienza y termina el Paraguay, y que también tiene como Santa Patrona a la Virgencita Azul de Caacupé.
López añadió que en 2019 empezaron a peregrinar en grupo y que esta es la segunda vez que lo hacen, ya que el año pasado no pudieron por las restricciones sanitarias entonces vigentes. Cuenta además que son 15 integrantes, y que ella es la única mujer del grupo.
Mencionó también que les lleva tres días llegar hasta Caacupé que son diez los que vienen en bicicletas y cinco con el móvil de apoyo. Son grupos de amigos, de varias localidades de la ciudad, que vienen a agradecer a la Virgen por la salud, el trabajo, por la familia y para que la pandemia llegue a su fin.
Igualmente, el grupo de ciclistas de Pedro Juan Caballero estuvo presente en los primeros días del novenario en honor la Virgen.
Este grupo, llamado “San Roque”, contó que llega al sitio con las cuadrillas de ciclistas y vehículos de apoyo desde 2014 con el apoyo de amigos, familias y compañeros de trabajos que con algarabía hacen el largo trayecto para llegar hasta la Villa Serrana para agradecer, hacer sus pedidos espaciales y cumplir con sus promesas.
“Este año estamos pidiendo por el Paraguay porque necesitamos de mucha oración y especialmente para que termine todo tipo de enfermedades y esta pandemia”, es lo que dijo a ABC Color Daiana, una de las integrantes del grupo de ciclistas de Pedro Juan.
Por otra parte, congregaciones cristianas, movimientos familiares, grupo de docentes, compañeros de trabajo, jóvenes niños y adultos con sus capas azules y familias reunidas con remeras distintivas se hicieron notar en la plazoleta y alrededor del Santuario de Tupasy Caacupé.
Docentes del Colegio San Miguel de Capiatá, llegaron hasta la casa de la madre de Jesús para agradecer la culminación del año lectivo de buena manera, peregrinando entre compañeras pagando la promesa y agradeciendo los favores recibidos, como lo hacen hace ocho años.
Blanca Fretes, psicóloga de la institución, expresó que “es momento de estar unidos a nivel Paraguay y agradecerle y tener en cuenta a la Virgencita porque es madre de todos”.
Así también trabajadores de la ciudad de San Lorenzo, peregrinaron hasta la capital espiritual, para agradecer por estar sano tanto ellos como su familiares y por continuar trabajando a pesar de todo lo que se trajo consigo la pandemia del coronavirus. Ellos esperan que este primer año de peregrinación no sea el único y que en los próximos puedan seguir con el acompañamiento de más fieles.
Capaz azules en agradecimiento a la Virgen
Una gran cantidad de personas, niños, jóvenes y adultos con capas azules se hicieron notar en la explanada y alrededor de la zona sacra, a modo de cumplir con sus promesas y agradecer por los favores que recibieron de la Virgencita Azul.
Vestidos igual a Tupasy Caacupé y con las capas azules, simbolizando el manto sagrado de María, feligreses de distintas zonas del país y caacupeños estuvieron presentes luego de un año de ausencia por la pandemia.
Los fieles vuelven así a participar de manera presencial las celebraciones eucarísticas, y a la par también cumplen con las promesas hechas a la madre de Dios.
Pidiendo por la salud, que alivie las dolencias que tienen, que proteja a la familia, por el éxito de un emprendimiento, proyectos y continuidad en sus puestos de trabajos y por la culminación de la pandemia son algunos de los pedidos y agradecimientos de todas las personas que van llegando al Santuario de la Virgen de los Milagros.
Todos estos pedidos de van acompañados de la promesa en vestir igual a ella, usar una capa azul a modo de representar su manto sagrado y peregrinar desde un punto hasta la basílica y encender velas en su nombre. Estas son formas de los peregrinantes de agradecer a la Virgen por haber escuchado y cumplido con todas las peticiones de todos los paraguayos que recurren a ella confiando que en como madre de Dios serán atendidas sus inquietudes.