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Se trata de Theodore John Conrad, quien trabajaba para la Society National Bank de Cleveland, Ohio, Estados Unidos. El hombre se desempeñaba como cajero y el 11 de julio de 1969 salió de su oficina con US$ 215.000 dólares escondidos en una bolsa de papel.
El hecho ocurrió un viernes, pero el banco descubrió el robo recién el día lunes, por lo cual Conrad tuvo más de dos días para escapar de la Justicia. Luego de perpetrar el hurto, nunca más se supo nada de él.
El caso fue tan conocido que la historia fue relatada en programas estadounidenses muy reconocidas, como “Misterios sin Resolver” y “Los más buscados de EE.UU.”.
El robo fue considerado como uno de los más importantes de Cleveland, según explicó el Servicio de Alguaciles. Conrad, quien el día del robo tenía 20 años, estaba obsesionado con una película llamada “El caso Thomas Crown”, en la cual un millonario empresario y deportista comete el “crimen perfecto” al hacer que cinco hombres roben un banco de Boston.
De acuerdo a lo publicado por el diario La Nación, de Argentina, Theodore llegó a confesar a sus amigos que tenía la intención de realizar algo similar en el banco donde trabajaba.
Misterio resuelto
La semana pasada, la Policía de Cleveland viajó hasta Massachusetts, donde descubrieron que el hombre vivió el resto de su vida en Lynnfield, bajo el alias de “Thomas Rendele”, además de adoptar el mismo nombre que el protagonista de su película favorita, fue a vivir en Boston, cerca del sitio donde filmaron las escenas de dicho filme.
Los agentes investigadores compararon documentos firmados por Conrad en 1960 con que tramitó fingiendo ser Rendele en un Tribunal de Quiebras, además la Policía se encargó de recopilar y comparar con muchos elementos probatorios que habían sido guardados durante más de 20 años.
Murió antes de ir a la cárcel
Theodore no pudo ser arrestado debido a que murió de cáncer de pulmón en mayo de 2021, a la edad aproximada de 71 años. Uno de los investigadores fue Peter J. Elliot, integrante del Servicio de Alguaciles de Estados Unidos, quien justamente es hijo de uno de los investigadores que empezaron a seguir el caso hace 52 años.
“Este es un caso que conozco muy bien. Mi padre, John K. Elliott, fue un alguacil adjunto de los Estados Unidos desde 1969 hasta su jubilación en 1990. Él nunca dejó de buscarlo y siempre quiso lograr un cierre hasta su muerte”, relató.
El mismo agregó que gracias a las documentaciones de su padre pudieron hacer las comparaciones necesarias para cerrar la investigación. “Espero que mi padre esté descansando un poco más tranquilo hoy, sabiendo que su investigación y su Servicio de Alguaciles pusieron fin a este misterio de décadas”, finalizó.