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A través de su cuenta de Facebook, el conocido doctor Carlos Morínigo comentó el pasado 29 de octubre que ese día estaban atendiendo a un paciente con secuelas de COVID-19. “Estuvo en terapia intensiva a punto de morir, salió con una estenosis de la tráquea, respiraba por un hilito. Cuando le pregunto: ‘¿Te vacunaste?’, responde: ‘No, no me vacuné porque en mi familia decidimos no vacunarnos’”, detalló.
Contó que un gran equipo de personas que sí quieren vivir se expusieron a atender al paciente y le realizaron un procedimiento invasivo y con un riesgo terrible no solo para él sino para los doctores y enfermeros. “Hasta el menos creyente hoy en día reza antes de entrar al quirófano”, consideró.
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En ese sentido, agregó en su posteo que los que sí decidieron inmunizarse deberían ser prioridad. “Decidimos también hoy, en una misma situación de urgencia, vamos a priorizar al vacunado que, con su decisión, apostó a la vida. Nosotros queremos vivir, hay mucha gente que nos necesita aún. Somos personas con familia también”, expresó el médico. A continuación, acotó que el paciente “está espléndido” y deseó que ojalá “recapacite”.
Duramente cuestionado
Minutos después de haber lanzado el posteo, empezó a recibir cientos de comentarios de todo tipo. Aunque algunos le daban la razón, otros fustigaron en su contra por decir que puede decidir qué vida priorizar.
Algunos consiguieron incluso su número de teléfono y le mandaron mensajes muy amenazantes, calificándolo de loco y genocida. “Debería dejar de ser doctor, cómo no va a atender a una persona no vacunada. Sos un asesino también”, enfatizó uno de ellos.
Mientras que otro le dijo que se está practicando un genocidio y debería tener vergüenza de apoyar las vacunas. “Querés matar a niños, morite vos”, manifestó otra persona.
Otras personas le manifestaron que las vacunas contra el COVID son un “experimento” y no tienen eficacia. “Son todos manipulados”, consideró, mientras que otra añadió que el doctor Morínigo está discriminando a la ciudadanía.
Una mujer relató incluso casos de gente cercana que tuvo varios síntomas luego de vacunarse, lo cual la alarmó, y acotó que los antivacunas apuestan por la vida al elegir no ponerse “un cocktail experimental”.
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Tras los cuestionamientos, Morínigo contó que trabaja en el Ineram desde hace 15 años, “tratando de ayudar y devolver la salud de quien necesita, con un equipo humano increíble. No van a doblegar los principios arraigados profundamente en mí”, agregó. Dijo que se siente sumamente afectado por todo el escrache, pero “demasiada gente necesita y no me puedo dar el lujo de decepcionarlos. Caso cerrado. A vacunarse, a cuidarse, no dejen de usar barbijo”, exhortó.