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Los 697 kilos de cocaína encontrados el 29 de octubre pasado en el puerto de Leixões, 320 kilómetros al norte de Lisboa, estaban ocultos entre bolsas de maíz vegetal enviados por la empresa paraguaya Agroforestal Tacuatí SA, cuyo dueño es el menonita de origen mexicano Elwen Zacharías Kauenhofen, de 50 años.
Esta firma envió en total cuatro contenedores con maíz por pedido de la empresa RS Cereais de Portugal, aunque solo uno estaba contaminado con la droga. Los contenedores salieron el 20 de agosto de 2021 del Puerto Seguro Fluvial de Villeta.
Los representantes de Agroforestal Tacuatí SA enseñaron el documento del rastreo de sus contenedores, que indica que pasaron solo por los puertos de Buenos Aires (Argentina) y Róterdam (Holanda), antes de llegar a Leixões (Portugal), donde finalmente se produjo la incautación, el 29 de octubre pasado.
Sin embargo, el prefecto general José Giménez Pérez, quien es director de Inteligencia e Investigación Criminal de la Prefectura Naval de Argentina, reveló a los medios de prensa de su país que los contenedores paraguayos hicieron escala, después de Buenos Aires, en los puertos de Paranaguá, Santos, Río de Janeiro, Salvador y Pecem, todos de Brasil, así como en Tánger Med de Marruecos.
Según la autoridad militar de Argentina, recién desde este último punto en África el buque que llevaba el maíz paraguayo pasó por el puerto de Róterdam de Holanda hasta llegar al puerto de Leixões de Portugal. Este itinerario paralelo supuestamente no conocían los representantes de la empresa exportadora Agroforestal Tacuatí SA.
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Los 697 kilos cayeron en Leixões solo un día después de que justamente en Róterdam también se hallaran otros 4.178 kilos de cocaína en dos de 11 contenedores con soja que salieron igualmente del Puerto Seguro Fluvial de Paraguay el 27 de agosto de 2021, enviados por la empresa compatriota Guaraní Business para la firma Alimentos Sudamericanos de Portugal.
Según la versión de la empresa Agroforestal Tacuatí SA, el contenedor que llegó con cocaína al puerto de Leixões, identificado con el código TCNU3762427, coincidentemente, presenta un agujero en el techo, lo que les hace suponer que el boquete fue hecho en tránsito.
La firma paraguaya suministró las fotos del momento en que se cargaron los cuatro contenedores en su silo de la ciudad de Tacuatí, en el departamento de San Pedro, y las imágenes de cómo llegó al puerto de Leixões el contenedor contaminado, que además del boquete en el techo estaba completamente desordenado y con las bolsas abiertas y humedecidas.
Sin embargo, extrañamente, el cliente portugués que compró el maíz, RS Cereais, pudo retirar tranquilamente su carga, ya que ni siquiera le comunicaron que se encontraron panes de cocaína en uno de los contenedores. Lo único que reclamó el representante de la empresa portuguesa a la firma exportadora paraguay es que tuvo un gasto de 3.000 dólares para que le entregaran el contenedor contaminado luego de que fuera revisado.
También pidió un descuento para la próxima carga que compre, porque esta vez los granos de maíz del contenedor contaminado llegaron estropeados. Es decir, básicamente, las autoridades de Portugal revisaron el contenedor, sacaron la droga y le devolvieron la carga de maíz al comprador original, sin mencionarle el hallazgo de cocaína.
Al menos eso es lo que se desprende de la serie de correos que intercambiaron el exportador y el importador y que fueron revelados el viernes último por el programa Crimen y Castigo de ABC TV. El menonita Elwen Zacharías Kauenhofen, dueño de Agroforestal Tacuatí SA, se presentó con un representante en la base de operaciones de la Senad para ponerse a disposición y deslindar responsabilidades, según una constancia exhibida a ABC y que lleva la firma de un agente especial de esa institución antidrogas de nuestro país.