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El miércoles pasado un incendio afectó a más de 50 permisionarios del Mercado 4. La aglomeración de casillas y la precariedad en la que funcionan son la causa principal de los incendios que se vienen produciendo año tras año. Antonio Acosta, dueño de Bazar San Juan, ubicado sobre República de Colombia dentro del Mercado 4, decidió romper el silencio y denunciar el esquema en el que deben trabajar.
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Acosta, representante de la Asociación de Comerciantes del Mercado 4, aseguró que el desorden se fue dando de manera gradual. “Fue hace 15 años que empezaron a tomar las calles y veredas. Cada periodo, avanzaban al menos 30 centímetros. Van avanzando de ambos lados de las calles hasta que finalmente las cierran”, relató.
El comerciante contó que unos 50 inspectores bien uniformados aparecieron días atrás, luego del último incendio. “Ahí me di cuenta de que la Municipalidad sí cuenta con inspectores”, criticó. “No se cumplen las ordenanzas y por ello los incendios siempre pasan”, comentó.
“Lo que nosotros siempre reclamamos es que se respete la franja amarilla, que demarca hasta dónde se pueden poner los casilleros, pero todos la pasan y ya ocupan la calle. Ni las ambulancias ya no pueden pasar”, expresó el comerciante. Comentó que en el último siniestro, los bomberos tuvieron que acceder a través del techo de un comercial. También se quejó de que se permite la existencia de cientos de conexiones clandestinas. Recordó que se realiza la venta ilegal de casillas entre permisionarios con precios que oscilan entre G. 80 y G. 150 millones.
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A los formales se les pide tanque de agua, sistema de bombeo, extintores de humo, salidas de emergencia. “Nos obligan a tener este sistema, pero a los informales no se les pide nada y dentro de esta gente tenemos a personas que cocinan en la calle, que usan elementos incendiarios dentro del mercado”, reclamó exaltado Acosta.
A estos gastos se suma el pago de impuesto inmobiliario, la patente comercial y los cánones. Asimismo, como es una zona comercial, pagan la electricidad a un monto mayor a la ANDE.
Familia se alza con G. 26 millones cada mes
Estar al mando del Mercado 4 no es el único beneficio que ha conseguido el director de la dependencia, Christian Bareiro, quien a su jugoso salario suma los sueldos de su esposa y de su hijo, que también están ubicados en la nómina de funcionarios del mercado.
La familia Bareiro se alza con G. 26 millones cada mes entre salarios y bonificaciones. Al año juntan G. 311.729.664.
Christian Bareiro tiene G. 6.809.640 como sueldo básico, pero además recibe G. 4.214.112 como bonificación por responsabilidad en el cargo, G. 1.315.700 como bonificación por grado académico universitario y G. 2.250.000 por “gastos de representación”, según la nómina oficial de funcionarios subida a la página web oficial de la Municipalidad de Asunción.
Al sueldo y bonificaciones, Bareiro, quien ingresó a trabajar a la Municipalidad en el 2014, suma G. 208.319 como “subsidio para la salud”. En total cobra G. 14.797.771.
Asimismo, la esposa de Bareiro, Rufina Eli Rodríguez González, figura como “fiscalizadora”, con año de ingreso del 2004. Tiene un sueldo básico de G. 4.544.640, más G. 657.850 de bonificación por grado académico intermedio. También recibe una bonificación de G. 908.928 como “insalubridad” y G. 208.319 como “subsidio para la salud”. En total, cobra mensualmente G. 6.319.737.
Finalmente, el hijo del director es Christian Matías Bareiro Rodríguez, quien ingresó como “monitor” en el 2016. Cobra un total de G. 4.859.964.
Venta de casillas es ilegal
ABC denunció ayer, con documentos y audios, la venta ilegal de espacios públicos para la colocación de casillas. Según el artículo 134 de la Ley Orgánica Municipal, “los espacios destinados a plazas, parques, calles y avenidas no podrán ser objeto de concesión para uso de particulares”.
Por otra parte, la Ordenanza 551/15, que regula el mercado, en su artículo 22 dicta: “Los permisionarios de puestos de ventas no podrán alquilar o subalquilar, o vender su derecho en todo o parte del espacio, objeto del permiso de uso, a terceras personas. Cualquier acto de disposición, en tal sentido, carece de valor legal...”.