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Elder Otazo, representante del gremio de calzadistas, lamentó que históricamente el tema de contrabando es una amenaza constante a la producción nacional. A modo de ejemplo, precisó que en las zonas fronterizas del país no existen fábricas de calzados.
“De hecho tenemos poca participación en el mercado y en pandemia la afectación del contrabando fue peor, se registraron picos más altos”, expresó hoy en conversación con ABC.
Agregó que esta situación se evidencia fácilmente con cifras. Especificó que la demanda local es de unos 12.000.000 de pares de calzados, mientras que la producción local es de 3.000.000, es decir, apenas un 25%.
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Destacó que el contrabando es la principal amenaza en la producción de calzados del país, lo cual está derivando a la migración de los productores a otros rubros. “Hace quince años existían 1.200 fabricantes, hoy somos 600 aproximadamente”, precisó.
“El contrabando está afectando a todos los sectores, domisanitarios, pollos y otros, y también estamos los calzadistas. Nos obliga a disminuir la producción, y así, también se da en otros rubros, y esta situación significa desempleo”, observó.
Recalcó que la informalidad es un engaño de ahorro en impuestos o en precio para comprar ciertos productos, puesto que el costo social es demasiado alto.
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“El Estado debería ser el principal interesado en atacar el contrabando y formalizar las empresas. Significa mayor recaudación para poder cumplir con todas las obligaciones, sobre todo en salud, educación e infraestructura”, sentenció.