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Horas de turbulencia para la diplomacia se vivieron la semana pasada entre Paraguay, Colombia y México. El exlíder guerrillero colombiano Rodrigo Granda aterrizó y permaneció por varias horas en el aeropuerto de Ciudad de México hasta que fue expulsado del país sin cumplirse con el pedido paraguayo de código rojo y captura internacional para responder por el secuestro y asesinato de Cecilia Cubas. Apenas llegó a Colombia, Granda desafió: “No tenemos miedo de salir a ningún lado porque no debemos nada”.
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Como prueba del envío a Paraguay, el ministro de Justicia colombiano Wilson Ruiz exhibió la carta de la JEP, la misiva del Ministerio a la fiscala general paraguaya y el reporte del servicio postal. Pero no parece haber llegado a Asunción.
“No llegó ninguna carta de ningún tipo. Hice el chequeo inclusive con el Departamento Antisecuestro de la Policía Nacional por si la misiva hubiera ingresado por ese lugar pero nada tenemos. No llegó nada a Paraguay vía diplomática, los únicos informes que suelo recibir son los de la señora Michelle Bachelet, actual comisionada para los derechos humanos de la ONU”, confirmó a ABC Color el canciller Euclides Acevedo ante la pregunta de si recibieron o no un informe de los colombianos en el mes de agosto.
Ayer el equipo de comunicación del Ministerio Público paraguayo se llamó a silencio con respecto al caso. La fiscala general, Sandra Quiñónez, que ganó notoriedad por encabezar la investigación original del caso hace 17 años, no respondió a preguntas de JusticeInfo y La Silla Vacía, tampoco lo hizo su periodista de cabecera, Ignacio Martínez, quien recibió las consultas.