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Este año volverán las celebraciones de la Virgen de Caacupé, el 8 de diciembre, según adelantó monseñor Ricardo Valenzuela. Los fieles que quieran participar de las celebraciones en honor a la Virgen deberán tener “un pase verde”; es decir, estar vacunados contra el coronavirus, anunció el obispo.
El obispo habló al respecto tras una reunión sostenida con las autoridades del Ministerio de Salud, con quienes están elaborando el protocolo sanitario a seguir para retomar las actividades en torno al día de la Virgen.
“Comenzamos a preparar la forma en cómo se va a dar esta fiesta del 2021. Estamos felices por la buena noticia, pero siempre con el cuidado que debemos mantener, porque no queremos perder esta situación de meseta baja”, dijo.
También instó a que el “buen comportamiento” que está teniendo la gente pueda sostenerse en las celebraciones en honor a la Virgen.
Podría haber una “tarjeta verde”
Al respecto también habló el padre José Asunción Benítez, rector del santuario, quien comentó que las autoridades sanitarias plantearon la aplicación de una “tarjeta verde”, es decir, el certificado de vacunación antiCOVID, como exigencia para aquellos que quieran participar de la misa central del 8 de diciembre.
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En ese sentido, exhortó a las personas que planean ir a Caacupé para los festejos a que se inmunicen contra el virus.
Adelantó que el lanzamiento oficial de “Caacupé 2021″ se hará el próximo 28 de octubre y allí será socializado el protocolo sanitario a ser aplicado.
“Se ha visto, realmente, que la vacunación colaboró mucho y la intención de la viceministra, epidemiología y promoción (de la Salud) nos han insistido en eso (sic)”, resaltó a su vez el obispo.
Puestos de vacunación en los ingresos a la ciudad
Otra de las posibilidades es que en los ingresos a la ciudad se dispongan puestos de vacunación, comentó.
El año pasado, debido a la pandemia del coronavirus y las restricciones sanitarias que regían, las celebraciones en honor a la Virgen de Caacupé fueron suspendidas. No hubo peregrinación y las misas fueron a puertas cerradas, sin gente. A causa del virus, los feligreses fueron eximidos de participar de la fiesta religiosa por primera vez en decenas de años.