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Ver a los camiones acarreando agua es parte del paisaje del Chaco en esta época del año, como es también la odisea repetitiva que pobladores de las comunidades nativas de la zona deben afrontar para administrar el agua que tienen hasta que lleguen lluvias o la esporádica ayuda de las autoridades.
La extensión territorial de la Región Occidental es un desafío logístico para la provisión de ayuda.
Recientemente, en Villa Choferes del Chaco - departamento de Boquerón -, el Gobierno habilitó de forma simbólica una conexión de agua, e hizo lo mismo en la comunidad indígena Yalve Sanga del distrito de Loma Plata.
Así, ambas zonas acceden por primera vez al agua del acueducto construido por el Ministerio de Obras Públicas por más de USD 80 millones y que actualmente es administrado por la Empresa de Servicios Sanitarios del Paraguay (Essap).
Pese a ese logro, la terminación de la Fase 3 aún está pendiente, retrasando la conexión directa a las comunidades más necesitadas, como los pueblos Enlhet Norte, Sanapaná, Enxet Sur, Nivaclé, Guaraní y Ayoreo.
El ministro de Obras, Arnoldo Wiens, pidió en un reciente discurso “paciencia” para solucionar los problemas que presentan los 203 kilómetros de tuberías que van desde Puerto Casado hasta la ciudad de Loma Plata.
En cuanto a la distribución de agua, desde el inicio del bombeo se ofreció acceso gratuito de agua en Loma Plata, Filadelfia, Neuland y Lolita.
Se suman las obras de un centro de distribución para la comunidad de Mariscal Estigarribia, que se espera culmine en noviembre de este año.
De todas formas, los aguateros locales siguen siendo los principales proveedores de agua en las zonas urbanas, en donde los usuarios agendas por turnos la recarga de los aljibes.