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Según los documentos a los que accedió este diario, ayer llegaron 10 camiones con clínker desde Vallemí hasta Villeta, con solo 298 toneladas, pero la planta requiere 1.800 toneladas de la materia prima en 24 horas. Con esa cantidad que llegó solo se puede despachar 5.000 bolsas, explicaron los técnicos.
De acuerdo con los registros, la estatal despachó solo 3.500 bolsas el martes último y el lunes también entregó solo 3.360 bolsas de cemento, unas de las más bajas en toda su historia, según afirman. La estatal está trasladando clínker de Vallemí a Villeta en camiones y no en barcazas, lo que aumentará aún más su costo de producción.
Según los datos, la pérdida que arrastra la cementera solo este año ya llega a G. 42.000 millones, justamente por la escasa producción de cemento. A dicha cifra se debe sumar un pasivo de G. 40.000 millones, que es la cifra equivalente a 1.098.122 bolsas de portland que la estatal debe a sus clientes por la venta anticipada de cemento, pero que no puede entregar actualmente por falta de producción. Es un dinero que ya cobró y por el que debe producto a los distribuidores de cemento.
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De acuerdo con las explicaciones dadas, este pasivo millonario es solo por la drástica disminución del despacho de cemento, sin tener en cuenta las deudas que tiene la cementera del Estado. En este sentido, tanto los obreros de la planta de Vallemí como la de Villeta califican al presidente de la firma, Ernesto Benítez, como “el peor administrador” en la historia de la cementera estatal.
Los obreros de la INC también manifestaron que la cementera estatal está recurriendo a millonarias deudas en bancos locales para pagar salarios y también a proveedores, porque ya no tiene recursos para cubrir los gastos de la empresa. Sobre esto, Ernesto Benítez indicó: “Todos los créditos que tomamos del sistema financiero son para pago de materia prima y combustible, no para pago de salarios u otros compromisos”.
Sin embargo, hasta ahora no detalla los montos de estos empréstitos, los cuales aumentan aún más el pasivo de la estatal. “Voy a pedir los extractos para pasar el estado de cuenta”, expresó, pero no los remite hasta ahora ni tampoco el balance de la firma, que también se solicitó.
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Horno se paró
Benítez señaló que la caída del despacho se debe a la disminución de la producción por la falta de materia prima, que se debe a la paralización del horno de Vallemí para mantenimiento. Esta máquina se paró desde el 15 de julio, debía reactivar dos meses después, pero se extendió porque tuvieron que realizar el montaje del “ventilador tiro horno”. Según anunció la empresa, la máquina ya está produciendo nuevamente clínker desde esta semana.
Dicho ventilador es la pieza que faltaba, supuestamente, para completar la inversión de los US$ 80 millones provenientes de la colocación de bonos soberanos, que había recibido la INC durante el gobierno del expresidente Horacio Cartes. Justamente, la inversión que se hizo para el cambio del tipo de combustión del “horno III de clínker” fue de casi US$ 30 millones, para que en lugar de usar solo fueloíl, también pueda emplear combustible sólido, como coque. Pero hoy siguen usando fueloíl.
Desde esta semana, el horno ya volvió a funcionar y hasta la fecha no se ven cumplidas las promesas de mayor producción, ahorro y reducción de costos que se hicieron para recibir ese dinero en su momento. Debe producir, en teoría, 90.000 bolsas, pero está lejos de esta cifra.