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Según los datos proporcionados por técnicos de la INC, la pérdida que arrastra solo este año ya llega a G. 42.000 millones, por la escasa producción de cemento. A dicha cifra se debe sumar un pasivo de G. 40.000 millones, que es la cifra equivalente a 1.098.122 bolsas de portland que la estatal debe a sus clientes por la venta anticipada de cemento, pero que no puede entregar actualmente por falta de producción. Es un dinero que ya cobró y por el que debe producto a los distribuidores de cemento.
De acuerdo con las explicaciones dadas, este pasivo millonario es solo por la drástica disminución del despacho de cemento, sin tener en cuenta las deudas que tiene la cementera del Estado. En este sentido, tanto los obreros de la planta de Vallemí como la de Villeta califican al presidente de la firma, Ernesto Benítez, como “el peor administrador” en la historia de la cementera estatal.
Benítez, por su parte, admitió que existen pérdidas, pero dijo que esto irá mejorando porque se espera un repunte de la producción. “La pérdida (del año) se debe principalmente a la disminución de las ventas, la cual a su vez está vinculada al volumen de despacho de cemento y al consumo del mercado”, indicó.
Mencionó que también se debe considerar que en el pasivo hay cuentas por “contratos viejos que no se terminaron de cerrar”, pero que “están en vías de concluir contablemente, lo cual disminuirá drásticamente el pasivo”, dando a entender que hoy se tienen cuentas antiguas que distorsionan el resultado. A eso “se suma el hecho de que cuando se recupere la producción y despacho, las ventas se incrementarán automáticamente”, según indicó el titular de la estatal.
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Considera una virtud la venta de cemento que no tiene
Respecto a la deuda que tiene la INC con sus clientes por la falta de cemento, señaló que son los clientes los que deciden comprar por adelantado y lo consideró como una “virtud” de la empresa.
“La cantidad de bolsas pendientes de entrega, al 21 de septiembre, tenemos 1.098.122. Al respecto es importante destacar una virtud de la INC, cuyas políticas de venta de segmentación del mercado permite que los propios clientes decidan el volumen que desean comprar sabiendo cuáles son los plazos de entrega y que incluso conozcan la programación de los despachos diarios, lo cual se publica en la página web de la institución todos los días y eso no lo hace nadie más”, aseveró.
Resaltó que, por lo tanto, “habría que trasladar también a los clientes la consulta y saber por qué siguen comprando” y que “la respuesta es el cemento de excelente calidad y la seguridad de que se recibirá la carga”.
ABC consultó sobre este tema a algunas distribuidoras, quienes señalaron que la INC promete plazos de entregas que no puede cumplir y que, en algunos casos, regresan con camiones vacíos desde la planta, donde les informan que ya “no hay cemento”.
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No tiene recursos, recurre a deudas y despacha poco
Los obreros de la INC también manifestaron que la cementera estatal está recurriendo a millonarias deudas en bancos locales para pagar salarios y también a proveedores, porque ya no tiene recursos para cubrir los gastos de la empresa.
Sobre esto, Ernesto Benítez indicó: “Todos los créditos que tomamos del sistema financiero son para pago de materia prima y combustible, no para pago de salarios u otros compromisos”. Empero, no quiso detallar los montos de estos empréstitos, los cuales aumentan aún más el pasivo de la estatal. “Voy a pedir los extractos para pasar el estado de cuenta”, expresó, pero no remitió el documento al cierre de esta edición.
Según los documentos oficiales a los que accedió este diario, se pudo corroborar que la estatal despachó solo 3.500 bolsas el martes último. El lunes también entregó solo 3.360 bolsas de cemento.
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Poca producción por paralización del horno
Ernesto Benítez manifestó que la caída del despacho se debe a la disminución de la producción por la falta de materia prima, que se debe a la paralización del horno de Vallemí para mantenimiento. Esta máquina se paró desde el 15 de julio, debía reactivar dos meses después, pero se extendió porque tuvieron que realizar el montaje del “ventilador tiro horno”.
Dicho ventilador es la pieza que faltaba, supuestamente, para completar la inversión de los US$ 80 millones provenientes de la colocación de bonos, que había recibido la INC durante el gobierno del expresidente Horacio Cartes.
Justamente, la inversión que se hizo para el cambio del tipo de combustión del “horno III de clínker” fue de casi US$ 30 millones, para que en lugar de usar solo fueloíl, también pueda emplear combustible sólido, como coque. Pero hoy siguen usando fueloíl. Desde esta semana, el horno ya volvió a funcionar y hasta la fecha no se ven cumplidas las promesas de mayor producción, ahorro y reducción de costos que se hicieron para recibir ese dinero en su momento.