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En el día en que se recuerda a las personas que trabajan en las Unidades de Terapia Intensiva (UTI), la Sociedad Paraguaya de Medicina Crítica y Cuidados Intensivos apunta a la formación de más profesionales en esta rama médica ante el contexto que ha llevado a aumentar las camas en aproximadamente 300%.
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La Dra. Liz Karina Fernández, Presidenta de la Sociedad Paraguaya de Medicina Crítica y Cuidados Intensivos, refiere que la pandemia por covid-19, “nos dio la oportunidad de demostrar este trabajo, y en reconocimiento del esfuerzo mancomunado se promulgó el 8 de enero de este año la Ley N° 6692/21, estableciendo el 19 de setiembre como el Día del Intensivista Paraguayo.
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-Del porcentaje mencionado (300%) ¿cuánto es el déficit para cubrir toda la necesidad en nuestro país?
-El 10% de las camas de cada hospital que tiene un nivel 3-4 de complejidad, debería pertenecer a terapia intensiva. Es ahí que tenemos un crecimiento actual en camas de 764 camas para adultos, niños y neonatos del sistema integrado que engloba el IPS, Ministerio de Salud, Hospital de Policía y Hospital Militar. No hay censo exacto de la Superintendencia de Salud sobre camas en el sector privado, pero el aproximado es de 350 camas.
-¿Cuáles fueron los desafíos ante la pandemia?
-No se tenía certeza sobre el comportamiento del virus. Se generaron muchas controversias respecto al tratamiento a ser instaurado. La preocupación también era que nos alcance a todos el equipo de protección; finalmente sí y fue tranquilizador.
-Hubo otros desafíos.
-Si, como mantener la logística por parte del MSPBS y del sector privado. Hubo momentos en que no se tenían en circulación medicamentos a nivel país y que generaba sacar de la galera alternativas en sedación para poder sostener a nuestros pacientes y evitar otros efectos colaterales.
-Eso también generó preocupaciones.
-Ante el aumento de camas, nos preocupaba que el recurso humano que ingresaba dentro de la terapia intensiva, sobrepasaba al equipo de intensivistas. Es decir, ya no teníamos la capacidad de cubrir todas esas unidades de terapia intensiva con personal capacitado o especializado, éramos insuficientes y la posibilidad de que nosotros tengamos a cargo a otros médicos que ayudaron a que sea más llevadero el trabajo fueron aumentando en número. Hubo un momento en que el personal sanitario llevaban 14 pacientes cuando el número por cada médico tiene que ser siete, eso generó mucho agotamiento.
Nutricionistas y kinesiólogos
-Muchas veces se cuestionó de por qué gente “no médica” está dentro del grupo de especialistas intensivistas, como nutricionistas y kinesiólogos ¿cuál su papel en este esquema?
-El tratamiento de terapia intensiva es integral al paciente crítico, por eso encontramos en su atención a médicos, enfermeros, kinesiólogos, nutricionistas que son especializados y capacitados para esta atención. Una deuda nuestra es que otros países han incluido a psicólogos y farmacéuticos dentro de la atención a los pacientes.
-¿Cuáles son los objetivos más próximos además de la certificación y de la especialización en la rama?
-El objetivo principal es la formación y certificación de los profesionales intensivistas. Los objetivos inmediatos son afianzar la figura del intensivista con el lema “Quien te cuida”. Tenemos próximamente la formación de diferentes comités y sus especialidades dentro de la terapia intensiva, como lo son el comité de neurocrítico, comité de sepsis, comité de respiratorio, comité de obstetricia crítica y la implementación del proyecto de humanización en terapia intensiva.
-¿Recibieron algún tipo de contención psicológica por el impacto que ha supuesto trabajar en un contexto de pandemia?
-No se recibió asistencia psicológica como hubiese sido bueno hacerlo, pero cada hospital cuenta con un departamento de salud ocupacional y ya depende de cada centro que se haya tomado algún tratamiento, pero creo que es algo olvidado.
-Luego de la experiencia de la pandemia, y con tal cantidad de camas, no necesariamente implica que la terapia está cubierta porque lo que se necesita en realidad son profesionales para poder cubrir esas áreas, ¿existe una especialización de intensivistas por especialidad o es aplicado a todo tipo de enfermedades?
-El médico intensivista, todo el equipo: enfermeros, kinesiólogo y la gente de nutrición, están capacitados para manejar en forma global al paciente. Existen algunos énfasis de acuerdo a lugares donde se trabaja.
Especialidades
-Por ejemplo.
-La gente que trabaja en el Hospital de Trauma, tiene un mejor manejo de neurointensivo, mejor manejo del paciente agudo en trauma. El intensivista que trabaja en el Hospital San Jorge, en hemodinamia, la parte cardiovascular y los hospitales escuela como el hospital de Clínicas, el Hospital Nacional, IPS, están capacitados para manejar todo tipo de patologías especializadas y no especializadas. Pero no significa que los residentes no manejan otro tipo de especialidad porque van a varios hospitales. Existe la divergencia en el manejo pero en general, el intensivista maneja en forma global e íntegra a todos los pacientes.
-¿Qué le falta a la salud pública de nuestro país para poder jerarquizar la profesión de intensivista?
-Implementar la carrera sanitaria en forma firme.
Nació con la epidemia de la poliomielitis
Según Fernández, esta especialidad partió con la epidemia de poliomielitis como un concepto de terapia intensiva y como soporte, a través del pulmotores -como le llamaban antes a la máquina- para poder contener pacientes.
“Todo llega a un auge en la década del 70, y es así que también se inició la sociedad en Paraguay, por ejemplo, la Federación Mundial de Medicina Intensiva y Cuidados Críticos se creó en junio de 1973 en Londres, esa es una referencia que tenemos”, dice.
En la década del 70 se generaron las primeras salas de manejo a pacientes críticos principalmente los posoperatorios, en la sala 4ta del hospital de Clínicas. La primera fundación de la Sociedad Paraguaya de Medicina Crítica y Cuidados Intensivos (SPMCYCI), fue el 10 de diciembre de 1988, con el Dr Leonardo Zarza.
El acta se había extraviado, por lo que hubo una refundación el 19 de setiembre de 1997 y los precursores fueron el Dr. Gilberto Chaparro, neumólogo, el primer presidente en 1997, y el Dr. Carlos Meilicke Cartes, segundo presidente y el pionero con respecto a la organización de las unidades de terapia intensiva.