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Lejos de responder sobre el origen de su exponencial crecimiento patrimonial, el concejal lambareño y yerno del expresidente de la República Fernando Lugo se presentó ayer como centro de un ataque mediático.
Paciello gastó casi 45 minutos diciendo ser un perseguido y pidiendo que la Contraloría audite a sus contrarios políticos. “No es casualidad este ataque a 24 días de las elecciones. Un poco de lectura comprensiva y vamos a entender lo que está pasando”, afirmó.
Paciello sostuvo que es atacado porque está primero en las encuestas de cara a las elecciones municipales. “Vamos a hacer el descargo punto por punto”, dijo e insistió que uno de los mayores órganos de control es “la Secretaría de Estado y Tributación” (sic) y que la misma no encontró nada que reclamarle.
Inconsistencias millonarias
Al hacer mención a Tributación, Paciello olvidó señalar que el mismo titular de la subsecretaría de Estado, Óscar Orué; adelantó el miércoles la posibilidad de que se abra una investigación por lavado de dinero o enriquecimiento ilícito.
“Más que la evasión, creo que la tipología es otra... pero no quiero entrar a juzgar antes de finalizar el proceso de investigación”, agregó. Con respecto a si sería un caso de lavado de dinero, dijo que “los indicios apuntan a que puede ser eso”. Agregó también que el hecho de que haya inconsistencias en las declaraciones juradas ya habla de un posible caso de “declaración falsa”.
La CGR notificó el martes a Paciello Lacasa sobre inconsistencias detectadas en las declaraciones juradas de bienes y renta presentadas ante el ente de control.
Armindo Torres, director de Declaraciones Juradas de la Contraloría, añadió que los ingresos de Paciello “no se corresponden con su incremento patrimonial. Hay pasivos que no fueron declarados, hay inmuebles que no fueron declarados, según Registros Públicos”, agregó.
La diferencia de la inconsistencia ronda los G. 1.000 millones, además de vehículos y hasta cuentas bancarias sin declarar.