El Ministerio Público designó a cuatro fiscales de la Unidad Especializada del Crimen Organizado para investigar el asesinato de Mauricio Schwartzman por varios hombres encapuchados cuando ingresaba en su domicilio.
"Tengo entendido que es la primera incautación, de los 2.900 kilos", declaró Giuzzio a los medios, preguntado si el asesinato estuvo vinculado a ese decomiso o a otro posterior en julio pasado de más de 3.000 kilos, en un almacén de la ciudad de Fernando de la Mora, aledaña a Asunción.
Giuzzio no profundizó en el hecho, pero señaló que "son casos puntuales y que normalmente son de esperar, porque es parte de la práctica usual de las organizaciones criminales".
No obstante, admitió que no cuenta con "los detalles de la investigación" y remitió la pregunta a la "Fiscalía o a la Policía interviniente".
En cuanto al armamento utilizado en el asesinato de Schwartzman, que recibió 14 disparos, comentó que "hoy desde Estados Unidos llegan a Asunción armas desarmadas y se vuelven a armar acá".
De acuerdo con las declaraciones policiales a los medios, los autores fueron tres personas que previamente se identificaron como policías ante al vigilante de la casa, al que maniataron hasta que llegó el empresario.
La víctima, que según algunos medios locales formaba parte de una empresa exportadora de cuero, fue atacada al bajar de su automóvil en la entrada de la vivienda.
La cocaína aludida por el ministro del Interior estaba escondida en una carga de carbón vegetal en el puerto fluvial de Villeta, en las afueras de Asunción, y tenía como destino Israel, tras pasar por Buenos Aires (Argentina) y Amberes (Bélgica), según informaron entonces las autoridades.
Luego de la incautación se detuvo a Cristian Turrini, exdirectivo de la televisión pública, que fue imputado por tenencia y tráfico internacional de droga.
Se trataba de la mayor cantidad de cocaína interceptada en Paraguay hasta la incautación este año de unos 3.400 kilos de esa sustancia en un depósito de Fernando de la Mora, en el interior de bolsas de azúcar para su exportación.
Paraguay se ha convertido en una ruta de transformación de la coca boliviana en cocaína para su venta en Brasil, Argentina y otros países, con la implantación de laboratorios clandestinos en su territorio, según las autoridades.