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Cada miércoles bien temprano, Julio Fernández y Martín Arévalo se veían las caras como parte de un grupo de oración, un sistema que en la iglesia evangélica Centro Familiar de Adoración (CFA) se conoce como “célula”. En varias fotos de estas reuniones se puede ver un banner en que se lee “Aduanas es de Cristo”.
Pero los tiempos cambian y las motivaciones tienden a ser más humanas y personales. Hoy, el senador Martín Arévalo y el director de Aduanas, Julio Fernández, apenas pueden verse las caras. Misteriosos son los caminos del Señor.
Fernández formuló el jueves pasado una denuncia penal contra Arévalo y aseguró que el legislador colorado le pidió que recategorice a dos funcionarios de Aduanas -Roberto Luis Pereira y Miguel Medina-. Para demostrarlo exhibió la impresión de una conversación de WhatsApp.
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Arévalo dice que Fernández robó US$ 100.000
En una conferencia de prensa realizada hoy en el Senado, Martín Arévalo descargó también su furia en contra de quien fuera su hermano de oración y aseguró que Fernández se robó US$ 100.000 como comisión por una carga valuada en US$ 3.000.000 que le fuera incautada en 2020 a Ahmad Khalil Chams y a otras personas jurídicas.
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Pero no solo eso: el legislador también mostró impresiones de conversaciones de WhatsApp y hasta reprodujo audios en que se oye supuestamente a Fernández pedirle que interceda por él para que funcionarios de Aduanas reciban una bonificación en plena cuarentena estricta, es decir, el año pasado, cuando el Gobierno solo concedía estas gratificaciones al personal de blanco.
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“Agrandan lo que él dice, pero les estoy hablando de un proyecto que él envía para que yo meta en donde 5.000 (funcionarios de Aduanas serían beneficiados). Ponele que yo le haya pedido traslados por dos, por siete, por diez también, pero él me está pidiendo por 5.000 funcionarios, ellos querían ganar más en plena pandemia”, afirmó Arévalo este lunes en un retruco, acusando así a Fernández también por tráfico de influencia.
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“El Sr. Julio Fernández quiere instalar que yo hice tráfico de influencia porque hace seis meses le pedí que atienda a dos funcionarios antiguos de Aduana (...) Es una intimidación, me quiere asustar, me quiere hacer correr la vaina y no lo va a hacer. Yo hice una denuncia el 25 de agosto pasado de un robo escandaloso que se hizo en Aduana; a mí no me importa el ciudadano árabe, sino el robo a Aduana. Un comando entró a asaltar en un predio que él administra (Gical). Aduana alquiló ese predio. Esa mercadería tiene un precio de US$ 3.000.000 (...) Él recaudó US$ 100.000 con la venta (de las mercaderías incautadas)”, añadió.
Arévalo negó conocer a Chams aunque sí a su abogado, Horacio Galeano Perrone. “Ese es el motivo por el cual él se va y me denuncia. Quiere vender que defiendo al árabe, no es así. A él le conocí aquí (en el Senado)”, precisó.
En otro momento, aseguró que “creía en la honestidad” de Fernández y que él hace todas estas maniobras porque “no quiere que se le investigue”.
Arévalo: “Recibí amenazas”
“Este señor no quiere que se le denuncie. No quiere que le pase nada. Quería que haga callar a las diputadas Kattya González, Celeste Amarilla y a los diputados Sebastián García, Carlos Rejala y Sebastián Villarejo (...) Recibí amenazas del director de Aduanas, a través de un tercero. Me dijeron que: o abandonaba esta denuncia, o iba a ser perseguido o ya no vas a trabajar más”, declaró Arévalo.
“Julio Fernández es íntimo amigo de Sandra Quiñónez”
Además, indicó que Fernández se jacta de una supuesta amistad con la fiscala general, Sandra Quiñónez.
“Julio Fernández es íntimo amigo de la fiscala general y dijo que ningún expediente va a correr porque él no quiere. ¿Por qué no hicieron lo mismo con la denuncia del Dr. Galeano Perrone y del Dr. Óscar Paciello sobre la mercadería que se robó?”, se preguntó.
Arévalo no negó ni confirmó haber intercedido por los funcionarios de Aduanas. “Yo no estoy diciendo que existió o no existió (el pedido de recategorización). Muchos senadores y muchos diputados piden (...) Tengo que verificar qué pasó allí”, respondió consultado sobre su versión en torno a las capturas de pantalla presentadas por Fernández.
Finalmente, aseguró que estas denuncias se dieron con autorización del presidente Mario Abdo, con quien Arévalo confirmó su enemistad actual. “Me culpa por la salida de (Julio) Mazzoleni, me culpa por la derrota de Dani Centurión”, finalizó el legislador.