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“La llamada alienación parental no es ni un síndrome ni una estructura clínica. Son comportamientos relacionales, síntomas del vínculo parental y desde siempre esto ha llevado el nombre de problemas de pareja”, dijo Genaro Riera Hunter, psicoanalista, miembro de la Sociedad Ágape Psicoanalítico Paraguayo y de la Federación Psicoanalítica Paraguaya y Psicoanálisis de la Sociedad Paraguaya de Psiquiatría.
La propuesta es abordar el tema desde el punto de vista clínico principalmente ya que la judicialización del mismo como intervención primaria produce efectos contrarios. Lo ideal es la complementación de ambos.
Problemas de pareja, el centro
“Los problemas de pareja están en el centro de esta conflictiva. Esta problemática se caracteriza por lo inamovible de las partes en sus posiciones de orgullo y posiciones rivalizantes. Por eso siempre avanzan en aumento de voz en sus tratos”, describió el profesional.
“Siempre en malos tratos y en defensivas como en ataques constante. No falta el sujeto que argumenta en la pareja, siempre defendiéndose del otro, en posición paranoica. Estos dilemas de parejas ocurren cuando no asimilan las variantes de modos de goce que tienen cada uno respecto a los diversos aspectos del convivir”, refirió.
“Cada uno se ubica en lo intachable y en lo supuestamente objetivo, virtuoso y sin fisura. Son estos estados subjetivos lo que participan y empujan a resoluciones sintomáticas internas en la pareja como externas a ella, es decir a situaciones de malestares extra parejas: hijos, parientes cercanos, amigos etc. Cuando los dos tienen razón es cuando se judicializa la relación”.
Alienación parental es una categoría jurídica
Riera Hunter dijo que expondrá sobre esta problemática. “Llegar a conseguir algo de comprensión de lo que ocurre en la relación que ya está en estadío jurídico es prácticamente imposible. Porque el producto de la llamada alienación parental esta ya consolidado y administrado ya por el discurso jurídico”.
En el análisis del profesional, en ese contexto la llamada alienación parental es ya una categoría jurídica que supone una dimensión clínica que es la causa de este producto; es decir, obstrucción del vínculo con los hijos por parte de uno de los conyugues, es producto de un proceso clínico invisibilizado por muchas razones y cuesta hacer reversible este estado una vez que esta judicializado.
El conflicto “se encuentra en tan alta tensión al ingresar en el discurso jurídico, que supuestamente esta para determinar quién tiene razón, que muchas veces ya ni se quiere llegar a esa instancia final (y se busca evitar de cualquier manera) pues se deduce, por los procesos en general viciados, el resultado. Una vez que los problemas de pareja ingresan al discurso jurídico ya queda anulado, o es extremadamente raro, toda posibilidad de interrogación o cuestionamiento vincular que pudiera existir entre los miembros de la pareja”.
Tratamiento clínico psicoanalítico
“El análisis de pareja en su dimensión clínica es siempre fructuoso en la medida en que construye algo que no estaba dicho o estaba dicho de manera muy cifrada, como muy incomprensible. Que la judicialización sea una última instancia o se amplíe o se complemente con un tratamiento clínico psicoanalítico estimo que será favorable al bienestar de los hijos y de la pareja. Un tratamiento obligatorio, llegado el caso, es lo que más estimo como conveniente pues visibiliza un proceso que lleva al producto: la llamada alienación parental”.
“Desjudicializar o tratar exclusivamente los problemas de pareja (cuyo resultado es la llamada alienación parental) es poner en su centro a los síntomas dentro de una estructura clínica diagnosticada”.
Si los niños no juegan, alarma
Aquí en especial, explica Genaro Riera, es importante el diagnóstico lúdico del niño, pues un niño que no juega es signo de un cuadro clínico a ser tenido en cuenta y a la inversa el juego es un signo inequívoco de salud mental. Por eso Freud decía que donde el niño juega ,el adulto fantasea para decir con eso que en el juego se da una compleja organización simbólica en el adulto al fantasear; esto es constatable en los escritores, su compleja organización subjetiva existente en sus novelas o relatos.
Este proceso de hacer retornar a su origen clínico los problemas de pareja sería los más beneficioso para todo sujeto infantil. Un retorno judicialmente obligatorio. Que los abordajes jurídicos de las llamadas alienaciones parentales no sean pensadas como solución en primera instancia.
Abuelos y abuelas privados de vincularse con sus nietos
“No quisiera dejar pasar dos hechos constatables respecto a la alienación de parientes. Abuelos y abuelas privados de vincularse con sus descendientes por problemas de madre e hijas apoyados por el cónyuge o yerno, es frecuente en los consultorios. Problemas muchas veces provenientes de relaciones estresantes crónicas”, señala.
Quiero divorciarme y no puedo
Riera agrega que hay parejas que no pueden separarse, en especial gente del ámbito del derecho (abogados, abogadas) pues temen resultados de acciones de obstrucción con sus hijos o hijas.
“Quizás porque saben de los vicios en los tribunales más que cualquier ciudadano común. Algunos hombres y mujeres, no abogados pero informados, recurren a fugas con alguna sustancia para soportar un vínculo conyugal pero ya en carácter de obligación, un descenso del deseo completo se establece, una suerte de posición melancólica avanza ante esta situación sintomática tan corriente, pero sin salida o con peligro de empeoramiento una vez pasado a los estados judiciales”.
Retorno a la clínica como primera instancia
“Creo que esta propuesta (del retorno a la clínica) que viene de la experiencia clínica personal y de colegas míos con los que intercambiamos constantemente no va en contra de lo que la ley pudiera, desde luego, regular”, puntualizó.
Se trata, explicó, de ampliar o complementar o incluso ajustarla con algunas modificaciones. “Así, por ejemplo, las mediaciones, instancias prejudiciales, debería ser mirada más desde una perspectiva psicoanalítica.
“Esta mirada es la que está en condiciones de poder establecer diagnósticos estructurales pues depende de esto el avance de esos esfuerzos de mediaciones. Entendiendo por estructurales aquellos que ubican la posición del deseo en el sujeto. La clínica de la relación de pareja es una clínica que responde a la clínica del deseo (sea del deseo insatisfecho, del imposible o del deseo prevenido), de la inhibición, del síntoma y de la angustia. No es la formación bajo cualquier psicología la que debería formarse un mediador”.
Ingenuidad
“Digo esto porque hay mucho esfuerzo en esto, pero también mucha ingenuidad en los encargados de promover o legalizar estas instancias mediadoras. El foro debe diferenciar lo que es la pericia psicoanalítica de las otras; en el fondo invertir tiempo y esfuerzos merece saber en qué se invierte, para que sirve y que se puede esperar y que no de manera explícita y clara”, concluyó Riera.