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Sin atreverse a acusarlo directamente, la última denuncia de la Conmebol, presentada bajo patrocinio del abogado Claudio Lovera, el mismo que defiende a Óscar González Daher y a su hijo Óscar González Chaves, solamente menciona a Banco Atlas que, como es sabido, pertenece al mismo grupo empresarial de esta cadena periodística, por lo que no es muy difícil adivinar quiénes están detrás, a quiénes realmente le apuntan y por qué.
De más está reiterar que Banco Atlas, como cualquiera, debe aclarar lo que le corresponda ante cualquier requerimiento de la Justicia. Dicho esto, a lo largo de esta serie hemos mostrado más allá de cualquier duda razonable que el objetivo de la última denuncia de la Conmebol no es investigar el destino y posible lavado del dinero del extinto Nicolás Léoz, ni mucho menos, sino única y exclusivamente intentar manchar sin sustento el nombre de esa entidad bancaria y, por asociación, al grupo periodístico de ABC y la memoria de su fundador, Aldo Zuccolillo, en confabulación con dirigentes, abogados, fiscales, jueces, hurreros que responden o se someten a la facción política y económica de Horacio Cartes. Se ve que les resultamos molestos.
Debida diligencia
El escándalo del FIFAgate estalló el 27 de mayo de 2015 con el arresto de siete personas en Suiza y el anuncio público de la entonces fiscala general de Estados Unidos, Loretta Lynch, de la imputación inicial a 14 dirigentes y empresarios deportivos, Nicolás Léoz entre ellos, por fraude, soborno, lavado de dinero y asociación criminal.
Dos días después, el 29 de mayo de 2015, Banco Atlas no solo fue la primera entidad financiera en reportar a la Secretaría de Prevención del Lavado de Dinero o Bienes (Seprelad) que Léoz y su esposa, María Clemencia Pérez de Léoz, eran sus clientes, sino que entregó una lista completa de sus certificados de depósitos de ahorro vigentes y vencidos desde el año 2002.
El banco afirma que esos fondos, cuyo saldo ascendía a poco más de 6 millones de dólares al tipo de cambio de la época (menos de un décimo de la fortuna estimada de Nicolás Léoz), provinieron en su totalidad de operaciones comerciales trazables del mercado local, sin transferencias del exterior, y así lo certificó en informes posteriores solicitados por el Banco Central del Paraguay y la propia fiscalía.
Además de Banco Atlas, también cumplieron en reportar sus operaciones con Léoz y sus familiares directos inmediatamente después de conocerse el escándalo del FIFAgate Banco Regional, Banco Itaú, Banco BBVA y Banco do Brasil.
En cambio, no lo hizo, por ejemplo, Banco Amambay, del grupo de Horacio Cartes, quien era el Presidente de la República. Según se supo mucho después por un escueto reporte del 4 de abril de 2016, casi un año después del FIFAgate, la esposa de Léoz tenía allí una cuenta en la que depositó, entre otras operaciones que no se conocen, cheques por 1.735.810 dólares, de origen no mencionado, entre el 1 y el 29 de febrero de ese año.
Nuevas cuentas
La Seprelad tuvo que esperar hasta el 9 de mayo de 2017, cuando ya habían pasado dos años desde que se destapó mundialmente el escándalo que involucró a Léoz, para saber algo más de esa cuenta. Solo entonces, por primera vez, el ya Banco Basa, nuevo nombre corporativo de Banco Amambay, reportó que se trataba de la cuenta corriente 103018304 en guaraníes, a nombre de María Clemencia Pérez de Léoz, activa desde 2003, sin brindar otros detalles.
Pero no fue lo único de lo que se enteró. Había sido que Banco Amambay, luego Basa, siendo Horacio Cartes Presidente de la República, les abrió nuevas cuentas a los Léoz en pleno FIFAgate, a solo tres meses de la imputación anunciada por Loretta Lynch y cuando no hacía ni un mes que había llegado oficialmente al país el exhorto de Estados Unidos para pedir la extradición de Nicolás Léoz, y no lo reportó sino hasta dos años después.
Además de la que ya tenía, el 14 de agosto de 2015 Banco Amambay le abrió a María Clemencia Pérez de Léoz la cuenta de ahorro en dólares 1195500005 y la cuenta corriente en guaraníes 1900000118, y el 28 del mismo mes le abrió la cuenta corriente conjunta en guaraníes 1000016712 a Nicolás Léoz y a su esposa. Adicionalmente, el 18 de agosto de 2017, el ya Banco Basa les abrió cuentas en guaraníes y en dólares a los hijos de la pareja, Josué Nicolás y Mateo Nicolás Léoz Pérez.
A diferencia de Banco Atlas y varios otros de plaza, ni Banco Amambay ni su sucesor Banco Basa informaron sobre los montos depositados en esas cuentas ni sobre origen del dinero. Solo hay registros de que María Clemencia depositó, además de los ya mencionados 1.735.810 dólares en febrero de 2016, 1 millón de dólares en mayo de 2017 y 1.054 millones de guaraníes entre marzo y mayo de ese mismo año.
Pasó otro año para que la Seprelad comunicara estos hechos al Ministerio Público, el 1 de julio de 2018, a un mes de que Cartes entregara el poder. El informe fue remitido en el marco de la primera denuncia de la Conmebol, Causa Nº 9/2017, y agregado a la carpeta. Que se sepa, estando ya en pleno conocimiento, ni la Conmebol ni la fiscalía indagaron sobre esas cuentas, y mucho menos se les ocurrió presentar una denuncia aludiendo a la falta de “debida diligencia” del banco de Cartes.
Fideicomisos
La denuncia del 4 de febrero de este año de la Conmebol pone acento en dos fideicomisos de carácter testamentario formalizados por Léoz con Banco Atlas el 11 de febrero de 2016, uno en beneficio de su esposa y de los hijos con ella y otro en beneficio de sus hijas de su primer matrimonio. La entidad ya ha aclarado reiteradamente que los mismos se constituyeron exactamente con los mismos fondos detalladamente expuestos en el reporte del 29 de mayo de 2015, por lo que no consideró necesario hacer un nuevo informe, estando Léoz sin inhibiciones y en libre disponibilidad de sus bienes y haciendo constar una cláusula de excepción que impedía blindar el patrimonio autónomo ante eventuales requerimientos de la Justicia.
A partir de la insinuación de la denuncia (que es innominada), los fiscales Liliana Alcaraz y Francisco Cabrera, sin siquiera enviar un oficio previo para simplemente solicitar la información que necesitaban, obtuvieron una orden del juez José Delmás para realizar un innecesario y aparatoso allanamiento a las oficinas corporativas de Banco Atlas el 21 de abril de este año, y luego, insólitamente, hicieron lo propio el 13 de julio con la Superintendencia de Bancos, con orden del juez Humberto Otazú.
A estas muestras de evidente direccionamiento de la causa, se sumó un hecho bochornoso, por decir lo menos. En el acta testifical de la única persona llamada a declarar por la fiscalía, la abogada Monserrat Jiménez de la Conmebol, figura entre paréntesis una directa instrucción de involucrar a Banco Atlas, la que evidentemente se olvidaron de borrar, con la firma de puño y letra de los fiscales y la testigo.
En evidencia
Pero lo más llamativo de la denuncia de la Conmebol y de la actitud de la fiscalía es que hacen completamente la vista gorda ante operaciones de Léoz y sus familiares en varios otros bancos, incluyendo, como vimos, el del expresidente, por montos muy superiores, con transferencias del exterior posteriores al FIFAgate, lo que deja totalmente en evidencia que su interés es otro, no precisamente investigar el destino de los fondos desviados.
De los que conocemos, el caso más significativo es el de los fondos repatriados desde Bahamas, conocido paraíso fiscal, donde el matrimonio Léoz tenía una offshore llamada Canelazo Limited (nombre de un caballo de la colombiana María Clemencia y de una bebida tradicional de su país), desde la cual transfirieron 27.366.819 dólares a una cuenta de Banco Continental entre agosto y octubre de 2015.
La fiscalía tuvo pleno conocimiento de esta operación desde el 19 de octubre de 2016, por un informe de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Seprelad de esa fecha, y la Conmebol también lo sabía, porque el mismo está adosado a la carpeta de la causa 9/2017, correspondiente a su primera denuncia.
Asimismo, si quisieran verdaderamente rastrear los fondos de los Léoz tendrían, por ejemplo, que investigar a dónde fue el producto de las ventas de, literalmente, cientos de inmuebles que figuran en los informes que están obligados a presentar los escribanos públicos. O consultarle a un conocido estudio jurídico, cuyos datos están en los documentos de su propia carpeta, que cobró 3 millones de dólares solo por tramitar la separación de bienes Léoz y su esposa, y que seguramente conoce mucho del patrimonio de la pareja.
Pero nada de esto les llama la atención, solo la “diligencia” de Banco Atlas.
No lo molestaron
Ni la Conmebol, ni la fiscalía ni la Justicia paraguayas, ni el Congreso, ni el Gobierno molestaron jamás en vida a Nicolás Léoz, probablemente protegido por su consocio liberteño y Presidente de la República, que hasta hizo conservar en su honor el nombre del estadio del club querido por ambos. Falleció el 28 de agosto de 2019 en cómoda reclusión domiciliaria, sin ser nunca extraditado a Estados Unidos ni juzgado en Paraguay por los gravísimos hechos de corrupción que se le imputaron, hasta el día de su muerte en completa libertad para disponer de su fortuna.
La Conmebol tardó dos años en hacer su primera denuncia innominada, sobre la base de una auditoría que aportó muchos indicios y evidencias, pero nunca la impulsó, como tampoco lo hizo la fiscalía, que ni siquiera atinó a buscar un embargo preventivo o el bloqueo de al menos parte de los bienes del exdirigente, como hicieron los países que verdaderamente persiguieron a los corruptos del fútbol. Solo tras su muerte la Conmebol inició gestiones con los herederos, que concluyeron con un acuerdo extrajudicial de 16.050.000 dólares, según se informó, sobre el cual queda mucho todavía por aclarar.
A lo largo de esta serie ha quedado muy claro que la nueva denuncia no pretende reparar nada de lo anterior ni investigar los fondos de Léoz, sino que se trata de una burda conspiración para intentar involucrar de alguna manera a Banco Atlas y a ABC en un hecho de lavado de dinero, en momentos en que el país rinde examen sobre la materia ante organismos multilaterales. Pero en el Paraguay nos conocemos todos y, si de lavado de dinero se trata, todos saben a dónde hay que ir a buscar.