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Oliveira recuerda que Araujo, en esa oportunidad, “alegó que estaba dispuesto a conversar, pero que consideraba necesario esperar” un mejoramiento de las condiciones, enrarecidas por la Pandemia del covid-19.
El viaje del canciller resultó infructuoso porque “salió con las manos vacías”, apunta la colega brasileña en el material de referencia.s
Acerca de la justificación, explica Oliveira que “para fuentes oficiales del Brasil, este tipo de negociaciones es complejo y, la mayoría de las veces, “requiere reuniones presenciales”.
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Mientras Brasil busca evitar el racionamiento ...
No obstante, la historia que cuenta O Globo empieza con el siguiente párrafo: " ... mientras Brasil busca fuentes de energía para evitar el racionamiento, los paraguayos aguardan que el gobierno del Brasil vuelva a la mesa de negociaciones para la revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú, el documento que establece las bases financieras de prestación de los servicios.
Las negociaciones “determinarán las condiciones de comercialización y precios de la energía de la usina binacional a partir del 2030”, señala la colega, con una imprecisión imputable tal vez a la “complejidad” del tema o porque, alguna fuente confiable de su país le adelantó que las tratativas paraguayo/brasileñas sobre Itaipú se prolongarían por otros siete años. La posibilidad no debería descartarse a priori, la experiencia de nuestro país con Argentina sobre Yacyretá, que ya tiene siete años de atraso, obliga a considerarla.
En el material se lee también que la revisión del acuerdo - tratado de Itaipú - que creó la usina..., firmado en 1973 “es una cuestión de honor para los paraguayos”.
Es el mismo Tratado
Explica seguidamente que el Anexo C establece que cada país tiene derecho a la mitad de la la energía generada por la hidroeléctrica y que se venderá al otro aparte que no utiliza.
En rigor, la división de la energía que produce Itaipú en partes iguales lo establece el mismo Tratado en su Art. XIII, así como el reconocimiento del derecho de adquisición a los dos países de la parte de la energía que les corresponde y que no utilicen.
El Anexo C, como apuntaba la colega, solo establece las bases financieras y de prestación de los servicios de electricidad de la entidad binacional.
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Reclamo del pueblo paraguayo
“... Pero, Paraguay quiere tener la libertad de vender el excedente a otros países y se queja de que Brasil paga poco por la energía adicional por la energía adicional”, añade Eliane Oliveira.
Si por Paraguay se entiende “pueblo paraguayo”, no sus gobernantes de turno, la queja es de Paraguay o, en el peor de los casos, gran parte del pueblo. Además, lo que reclama ese pueblo, en primer lugar, es el “justo precio” por su excedente, tal como se acordó en el Acta Final de Foz de Yguazú de junio de 1966, rescatado en el texto del Considerando de Tratado -tercer párrafo-.
En 37 años de operación de la central Hidroeléctrica Itaipú, el Paraguay, en concepto de “compensación por cesión de energía”, no por venta, en promedio, recibió apenas US$ 4,03/MWh, categóricamente insuficiente si se lo valora desde la perspectiva de las cotización de la energía eléctrica en el mercado regional, más categórico aún si se lo analiza con la óptica de la actual crisis energética.
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