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La condena por los asesinatos de Peter Dyck (68) y Erika Fenski de Dyck (65), que se dio a conocer ayer, es la segunda con la que carga el alemán Bernhard Harder Dyck.
El extranjero cumple sentencia de 21 años por el crimen de su esposa Marguita Dyck, asesinada el 1 de setiembre de 2008 en Neuland.
El Tribunal de Sentencia presidido por Oscar Gómez e integrado por Lucía Ibarra y Lidia Ríos decidió que la pena que correspondía era la requerida por el Ministerio Público. Idéntico criterio tuvo la querella a cargo del abogado Carlos Sánchez y hasta la defensa, que se allanó a la sentencia.
La fiscala Teresa Sosa, quien sostuvo la acusación con su colega Héctor Velázquez, explicó que la expectativa de pena por autoría moral es de 5 a 20 años, y a su criterio, la pena de 13 años es la que corresponde al caso.
En ocasión de dirigirse al Tribunal, el acusado pidió perdón a sus hijos y también a sus familiares.
El colegiado consideró que las pruebas fueron contundentes y, en ese sentido, destacó el testimonio del señor Hans Gere, a quien el acusado vendió algunos animales y pidió que entregara el importe a dos personas, que resultaron ser los sicarios Isidro Borges y Juan Gregorio Garay. Gere hizo la paga con dos cheques por un total de G. 29.500.000.
A la oficina de Gere se llegó gracias a datos proporcionados por informantes de la cárcel de Tacumbú al Crio. Ignacio Muñoz, entonces jefe de Inteligencia, a quien revelaron que Harder había contratado a sicarios para matar a sus suegros y que los matones iban a retirar la paga de una oficina ubicada en el microcentro de Asunción.
“Al salir de la oficina, con el cheque en mano, en la vía pública, se les aprehendió a esos sicarios y justamente ahí se dio otra prueba, porque uno de los sicarios, Isidro Borges, dio positivo con la huella dactilar que se tomó del vehículo de las víctimas que quedó abandonado en la colonia Paratodo en el Chaco y tenía impregnada la huella dactilar en sangre”, explicó Sosa.
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Crímenes motivados por la codicia
La fiscala Teresa Sosa, quien sostuvo la acusación con su colega Héctor Velázquez, explicó que ambos crímenes fueron motivados por la codicia. Destacó que los autores materiales fueron condenados en un juicio anterior a 25 años de pena privativa de libertad.
“El cuanto al primer móvil, la Fiscalía probó que el señor Harder no quería que se dividan los bienes, que se realice la disolución de la sociedad conyugal. Los bienes que tienen son de un valor realmente muy importante, de varios millones de dólares, porque había estancias, tractores, animales; había dos olerías, una de ellas era la olería más importante de la zona del Chaco, propiedad de la pareja. Este fue el motivo del primer homicidio”, relató la agente fiscal.
“El móvil del segundo crimen es que él (Harder) tenía la idea de que eran los suegros quienes motivaban a que se investigue, a través de la querella, y entonces, si anulaba la presencia de ellos, iba a ser más fácil salir absuelto y quedar impune en el juicio de homicidio”, concluyó la fiscala Teresa Sosa.
Integración del Tribunal, inusual
El Tribunal de Sentencia fue presidido por el juez Penal de Garantías Óscar Gómez e integrado con las juezas de Paz Lucía Ibarra y Lidia Ríos, debido a la masiva separación de jueces por inhibición o recusación. “Fue impresionante cómo el juicio se dilató y hubo una suerte de negligencia de parte de los diferentes tribunales de Sentencia”, dijo Teresa Sosa.