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Alrededor de las 10:00, sobre la avenida Pratt Gill casi 1° de Mayo de la ciudad de Ñemby, se encontraba Juan Isidro Agüero, de 31 años y otra persona, sobre una motocicleta Taiga TL 150 roja, con matrícula 639 BVZ, aparentemente, esperando a un comerciante para emboscarlo y asaltarlo.
En un momento dado apareció por la zona una motocicleta con dos policías del Grupo Lince, que hacían patrulla por el lugar. Sin embargo, Agüero al verlos sacó una pistola Glock calibre 9 milímetros y efectuó disparos contra los agentes para cubrir el escape, pues pensaron que habían sido descubiertos e iban por ellos.
Los efectivos policiales respondieron al fuego. Agüero huyó a pie y en su trayecto tomó como rehén a una comerciante, que en ese momento estaba descargando ñoquis para un local, mientras que su cómplice escapó en la motocicleta.
Una joven de nombre Alexandra González, que estaba pasando por la zona al mando de un Toyota Premio plateado, al escuchar la balacera detuvo la marcha y advirtió a su mamá, que iba atrás y llevaba al bebé de la conductora en brazos, a que se agache para protegerse.
González decidió retroceder para intentar esquivar el tiroteo, pero luego ya no pudo hacerlo debido a que una camioneta le bloqueo el paso, pues también quedó parada.
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En lo que González y su mamá se protegían de los posibles impactos de bala, Agüero con su rehén llegaron hasta el auto y, a punta de pistola, obligó a la joven y su madre a que bajen del rodado. Las mujeres hicieron caso al maleante ante el temor de que dispare y rescataron sus pertenencias.
Juan Agüero posteriormente condujo el Toyota Premio por varias cuadras, pero terminó chocando contra un muro de cemento, cerca de un taller, por lo que decidió abandonar el vehículo y correr hacia otro, pero sin liberar a la vendedora de ñoquis.
Recién cuando sube a un Toyota Noah azul, que estaba al mando de un suboficial superior ya jubilado, de nombre Victorino Martínez, Agüero liberó a la mujer. Tras esto, apuntó a la cabeza de Martínez y lo obligó a conducir para perder a los policías.
Para ese entonces, ya habían refuerzos por las calles. Estaban en el procedimiento agentes del Grupo Lince, de la comisaría 7° Central de Ñemby a cargo del subjefe, comisario Víctor Galeano, y el comisario principal Cristóbal García, jefe de Prevención y Seguridad del departamento Central.
Victorino Martínez, por experiencia en el ámbito policial, ingresó a una calle empedrada para no circular a lata velocidad. También dio varias vueltas por la zona. Todo esto para que los policías le den alcance, lo que ocurrió minutos después. Agüero se percató de esa acción y le pegó un culatazo por la cabeza el suboficial retirado, para luego bajar del furgón y escapar a través de un pasillo ya en la zona de Barcequillo, San Lorenzo.
Agüero ingresó a una vivienda precaria donde estaban Rocío Elizabeth Velázquez y sus cuatro hijos pequeños, quienes también fueron tomados como rehenes. Todos ellos fueron obligados, bajo amenazas de recibir un disparo, a guardar silencia para no alertar a la policía que iba rodeando la zona.
De repente Agüero recibió una llamada, presumiblemente de uno de sus cómplices a quien le manifestó que se quedaría por lo menos tres horas, porque fue seguid por policías. La mujer se asustó aún más con esto.
Posteriormente, llegó el cuñado de Velázquez quien alertó a la policía y de esta forma, el comisario Víctor Galeano se abalanzó sobre Agüero para desarmarle y arrestarlo.
El supuesto cómplice fue ubicado mediante las características de su vestimenta y detenido luego por agentes del Grupo Lince sobre la ruta PY01 (ex Acceso Sur) y avenida Pratt Gill.
Sin embargo, ,el fiscal Osmar Segovia no encontró evidencia sobre esta persona y dispuso su liberación, lo que ocasionó el disgusto de la Policía.