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Fue en ese ambiente, que un efectivo del departamento Contra el Crimen Organizado fue alertado de que el “Doctor Carlos”, nombre que Enrique Manuel Cuandú usaba para sus actividades de gestoría frente al Palacio de Justicia, aparentemente tenía alguna deuda con la justicia.
Sin embargo, no había registros del hombre en ninguna de las instituciones del Estado, pues la última vez que el sospechoso renovó su cédula fue en 1996, por ello el investigador no contaba con ninguna imagen reciente del prófugo.
Pese a estos obstáculos, el agente siguió indagando el caso hasta que finalmente, un informante aportó el dato de que el misterioso gestor podría ser el prófugo Enrique Manuel Cuandú, pero esa información tampoco era suficiente para detenerlo, por lo que el policía comenzó a rastrearlo por las redes sociales.
Fue así que tras semanas de búsqueda, el investigador logró ubicar a la hija del prófugo a través del Facebook y de esa forma consiguió una foto actual de Cuandú, muy diferente a la imagen que presentaba a los 34 años, cuando desapareció, explicó el suboficial Pedro Rodríguez de Contra el Crimen Organizado.
Según el suboficial Rodríguez, Cuandú nunca salió del país, aparentemente se refugió por un tiempo en el interior del país bajo el amparo de algunos allegados. Luego regresó a la capital, formó una nueva pareja y tuvo dos hijos, una joven que actualmente está en la universidad y un adolescente.
El gestor se tomaba todas las precauciones para evitar ser descubierto, cambiaba de casa cada dos meses, pero siempre se mantenía en los alrededores del Palacio de Justicia porque se movilizaba a pie. Un familiar que vive en el exterior aparentemente le remesaba mensualmente el dinero para pagar el alquiler. La única que conocía el pasado del gestor era su pareja, por lo que ella también ayudaba a mantenerlo fuera del alcance de ley, explicaron los uniformados.
Con todos estos datos y documentos en mano, el suboficial Rodríguez se presentó ante el gestor frente al Palacio de Justicia como un simple cliente interesado en un trámite judicial. Tras cruzar unas palabras, finalmente el agente, que estaba de civil, le puso las esposas por el brazo y le informó que estaba bajo arresto, luego le leyó sus derechos constituciones estipulados en el articulo 12° de la Constitución Nacional.
Fue así que 23 años después cayó Enrique Manuel Cuandú sospechoso de haber asesinado a su joven novia al arrojarle alcohol y luego prenderle fuego, tras una discusión registrada en la tarde del sábado 16 de mayo de 1998, en el interior de un copetín ubicado en Dr. Paiva casi Guillermo Arias del barrio Sajonia de la capital.
Ayer, la jueza Penal de Sentencia Nilda Giménez Bogarín ordenó la prisión preventiva de Cuandú en la cárcel de Tacumbú, que se hará efectivo una vez que se cumpla con todos los protocolos sanitarios, informaron.
Un caso como este, en la actualidad es caratulado como feminicidio, pero en aquella época no existía esta figura penal.