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La amistad es uno de los sentimientos qué más disfrutamos. “Toda amistad nace por afinidad, cuando conocemos a alguien y nos sentimos bien, como si ya lo conociéramos, es porque tiene algo que nos remite a una característica o cualidad familiar que ya hemos amado alguna vez. Puede ser la forma de hablar similar a la de nuestros padres, hermanos o incluso algo parecido a nosotros mismos”, explica la psicóloga Gabriela Casco.
-¿Existe la amistad “a primera vista”?
-En realidad, esa atracción es una proyección, una dinámica inconsciente, no sabemos qué exactamente nos atrae, y tampoco importa si nos hace estar bien y ser mejores personas. Si la otra persona siente la misma identificación, la amistad puede durar toda la vida si se fortalece el afecto, las experiencias vividas, las complicidades y la confianza mutua.
-¿Hoy vale más ser amiguero que ceñirnos al “pocos pero buenos”?
-Es positivo tener muchos amigos reales y virtuales. Podemos tener 150 amigos o contactos (en redes), pero solo 5 serán los mejores, con quienes habrá conexión. La amistad conlleva una inversión de energía y tiempo, intimidad y confianza, aún en el campo virtual.
Sinceridad, no sincericidio
-¿Cuál es la cualidad invariable, la más importante en la amistad?
-La sinceridad, pero no la confundamos con “el sincericidio”. Lo bueno es poder decirle a un amigo que está actuando mal o que su actitud lo podría perjudicar sin que se ofenda. Si él puede entender o tomar los consejos de amigos, es una buena señal porque siente que se preocupan por él y no se pone a buscar argumentos que justifiquen su actuar, no se siente criticado por envidia o rencor.
-¿Por qué una amistad se apaga?
-La amistad muere cuando un amigo nos decepciona como persona. No muere por alguna equivocación o una discusión. Una amistad verdadera sí o sí debe pasar por momentos difíciles para ser probada. La amistad real no muere ni con la muerte física, simplemente pasa a otro plano, a otra forma de amar a través del recuerdo. La amistad muere cuando la persona nos muestra una parte de su personalidad que no compartimos, que no condice con nuestros valores y formas de vivir. No pasa por una cuestión moral, sino de desconexión emocional, es decir, no hay afinidad.
Una amistad que nunca fue
-¿Debemos esforzarnos para salvar una amistad?
-Cuando una amistad se acaba y ninguna de las dos partes hace nada por recuperar el vínculo, es porque esa amistad nunca fue. Todo lo que vale la pena se recupera, pero recomponer requiere madurez emocional y capacidad de pedir perdón o preguntar qué pasó o cómo se pueden conciliar las diferencias. Si esto no surge, no debemos preocuparnos por su pérdida, ya que confirmamos que no valoraron nuestra amistad.
-Estudios dicen que hoy día muchos más sufren trastornos emocionales.
De hecho, es importante registrar también si la persona (nuestra amiga) tiene alguna neurosis o necesita ayuda profesional; porque si una ruptura fue brusca y no aparece la necesidad de aclarar, de perdonar, quizás esa persona no está capacitada emocionalmente para tener amigos. Existen patologías como la perversión o el narcisismo en donde las personas tienen amistades solamente utilitarias, no pueden gestar un vínculo ni hacer una transferencia emocional positiva sin sacar rédito del otro, piden todo pero no dan nada. En estos casos, no hay mucho que hacer y es mejor soltar y dejar ir, recordar los buenos momentos y saber que eliminar a ese alguien de la lista de contactos fue la mejor decisión.
En la amistad no se “jura” fidelidad
-Hay amigos que exigen al otro estar siempre presente: “acompañame”, “prestame” “ayúdame”
-A diferencia del amor, la amistad auténtica no necesita de la cercanía para sostenerse. Cuidado, porque las personas con apego emocional son las que suelen demandar atención extrema y extorsionan. Las personas pueden cambiar a lo largo de sus vidas, formar familia, mudarse lejos, etc. pero la amistad genuina continúa. En la amistad no existen las cláusulas que hay en una relación de amor de pareja, donde ambas se “juran” fidelidad y amor eterno. Una buena amistad es independiente, respeta al otro, se expresa libremente, es un sostén moral y emocional, ayuda en las buenas y en las malas.
-La pandemia puso a prueba también los sentimientos, la lealtad.
Durante la pandemia muchos amigos se pusieron la camiseta de alguno que estuvo con problemas de salud o económicos. La empatía aparece siempre en una amistad verdadera. Demostremos el afecto y el valor que le damos a la amistad, a ese tesoro de hermanos/as que hemos elegido en la vida para caminar juntos.
Lograr una saludable amistad
“Si queremos tener los mejores amigos hemos de acostumbrarnos a pedirles solamente lo que nos puedan dar, esto entra dentro de lo que se denomina ‘aceptación incondicional de los demás’. Si nos enfocamos en este criterio nos volveremos más flexibles y aceptaremos a las personas como son, aprovechando sus puntos fuertes y olvidando los débiles. Al amigo que siempre llega tarde, pasarlo a buscar; al que es poco generoso, no pedirle dinero; al que es chismoso, no contarle confidencias…, pero aprovechar de todos ellos sus cualidades. Así sumando lo mejor de tus amigos tenés todo para construir una amistad completa. Muchas veces serán los demás quiénes nos exijan la perfección, y eso no lo debemos admitir. ¡La vida es demasiado corta para exigirse ser el amigo o el hermano ideal! Si alguien nos pide algo que no queremos hacer, hay que decirlo: “Lo siento, tengo que ir al gym” “no quiero manejar de noche”, etc., y si la persona se enoja, mala suerte, en la vida no se puede obtener todo. Siempre será mejor entender así las relaciones, con franqueza y realismo, porque eso hará que todo sea más fluido, más cómodo y duradero”.
Sin Bracho, este día no es igual
Este Día de la Amistad ya no es igual a los anteriores ya que hace un poco más de un mes (el 24 de junio pasado), nos dejó Artemio Bracho, creador de esta fecha que celebra un sentimiento muy arraigado entre los paraguayos.
El Dr. Bracho fue el ideólogo de lo que luego se convirtió en un festejo mundial. Su idea nació en 1958, en una ronda de amigos en Puerto Pinasco, Chaco paraguayo, y desde entonces él no dejó de golpear puertas hasta obtener respuestas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Bracho, médico dedicado mucho tiempo a la medicina rural, fundó la Cruzada Mundial de la Amistad y vio su sueño cumplido el 3 de mayo del 2011, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el 30 de julio como fecha para celebrar el Día Internacional de la Amistad.
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Por su incansable labor en pro de ese reconocimiento, en el año 2005 fue nominado al Premio Nobel de la Paz por parte del Dr. José Luis Medina Monzón, duque de la Casa Imperial Azteca y amigo del Dr. Bracho.
Una historia de vida al servicio de los demás
Ramón Artemio Bracho nació en la ciudad de Quiindy, departamento de Paraguarí, el 8 de octubre del año 1924, fue hijo del Capitán Narciso Bracho y Teresa de Jesús Arbo. Con el pasar de los años conoció a la Dra. Nélida Aquino con quien decidió formar una familia y se casaron en el año 1952.
Una calle con su nombre
A su muerte, como homenaje póstumo, desde la Junta Municipal de Asunción propusieron su nombre para denominar a una calle de Asunción. El pedido fue presentado mediante una minuta, por el concejal Álvaro Grau a la Junta Municipal. Para que esto sea realidad debe pasar un año del fallecimiento de la persona.
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Bracho dejó un legado de lucha por algo en lo que el creía firmemente: el valor de la amistad. Hoy, no será lo mismo pues muchos extrañarán su tradicional mensaje que propugnaba la paz y la fraternidad como motores que mueven al mundo.