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En Paraguay existieron siempre mujeres que pasaron años de discriminación, violencia y desprecio de sus propias familias por ser homosexuales, pero los primeros registros históricos recopilados por la organización Aireana, grupo por los derechos de las lesbianas, datan del año 1.900, cuando aparece en escena Serafina Dávalos.
Además de ser la primera abogada feminista de Paraguay, Serafina vivió una historia de amor con Honoria, romance que marca el punto de partida que tomó Aireana para contar la historia de las lesbianas en nuestro país desde los primeros registros que se conocen.
Vivir a escondidas
Carolina Robledo, presidenta de la organización Aireana, mencionó en entrevista con ABC Color que además de la historia de Dávalos, pudieron registrar vivencias mediante entrevistas y testimonios de mujeres adultas que a partir del año 1950 fueron reprimidas y tuvieron que vivir a escondidas, cuando se descubría que eran homosexuales, para no “manchar el apellido”, o “hacer pasar vergüenza a la familia”.
Castigos para chicas ricas y pobres
Claro que, según cuenta Robledo, los “castigos”, variaban según la clase social a la que pertenecían las chicas. A las pobres simplemente de las echaba de la casa o se las amenazaba con llevarlas a un convento, en tanto a las de clase alta se les pinchaban las líneas telefónicas para descubrir con quienes hablaban, y luego se les pagaba viajes al extranjero, para sacarlas del país y evitar que los conocidos sepan de la situación.
Pero los testimonios recolectados por Aireana también reflejan como, contra todo pronóstico, las lesbianas igualmente hallaban estrategias para encontrarse en la época de la dictadura, cuando en la sociedad paraguaya ni siquiera se decía la palabra lesbiana, sino que se les decía “tortilleras” o “marimacho”, de forma despectiva.
En entrevista, Robledo comenta que incluso en los deportes que practicaban se marcaban “las diferencias entre las lesbianas de Chacarita y las de Carmelitas”.
No las reconocían como lesbianas
Un punto muy importante que cuenta Robledo es la represión que sufrían las lesbianas cuando se las apresaba, principalmente si se trataba de trabajadoras sexuales. “Lo llamativo es que no las reconocían como lesbianas, las conceptuaban como p… Les llevaban a las comisarías o a lugares de cuidados de ancianos, les rapaban la cabeza, las torturaban. Se les colgaban carteles en el pecho y se les hacía caminar hasta llegar a las comisarías. Esos eran los castigos”, relató la presidenta de Aireana.
Las lesbianas populares
Las lesbianas que habitaban en espacios más populares como Tacumbú o Barrio Obrero, sí sufrían un poco más porque iba la Policía y era mucho más violenta que en lugares de clase media y alta.
“Pero en la época era más común perseguir a los hombres, porque lo más visible tenía que ver con ser p... Las mujeres siempre fuimos más invisibles. Dos mujeres juntas no llaman la atención pero dos hombres sí. Eso era antes y es ahora, porque tiene que ver con el morbo, con una perspectiva machista”, detalló Carolina Robledo.
La lucha de Feliciana
En la línea de tiempo de la historia del lesbianismo en Paraguay, también marca un punto de inflexión la historia de Feliciana Coronel, una mujer privada de libertad que lideró el reclamo por el acceso a las visitas íntimas entre mujeres en el Buen Pastor, en 1993.
A partir de esa reivindicación, el 16 de setiembre de 1993 quedó establecido como el día en que se conmemora la visibilidad lésbica en Paraguay.
Toda esta recopilación histórica quedó plasmada en un libro titulado “De toda la vida”, un libro sobre memorias de lesbianas en Paraguay realizado por la organización Aireana.
Mujeres mayores cuentan su pasado
En el material se podrán leer testimonios de mujeres de 50 a 80 años que relataron en entrevistas las dificultades que tuvieron que vivir para enfrentar a una sociedad sumamente conservadora que no las aceptaba.
Los relatos fueron obtenidos con un trabajo que requirió de mucha paciencia, cuenta Robledo, pues hasta hoy existe el temor a hablar de un pasado que fue doloroso y se tuvo que ocultar durante tanto tiempo.
El libro, que no tiene un formato académico, cuenta historias dentro de un lenguaje de humor, ameno y fácil de seguir.
Versión impresa y digital
La presentación será el sábado 24 de julio a las 19:30 en el Espacio Cultural La Serafina (Eligio Ayala 907 entre EE.UU y Tacuary). En esa oportunidad se repartirán algunos ejemplares, y posteriormente se podrá acceder a la versión digital del libro en línea, que será de acceso gratuito.