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Cano Radil indicó que a criterio, las protestas no tienen tanta relación con la política, sino más bien por la situación económica que atraviesa Cuba. “Es el modelo cubano, social y económico que no funciona bien, no funciona”, indicó el embajador y remarcó que: “ninguna sociedad, cualquiera sea el modelo, puede sostenerse en el tiempo si no tiene una economía mínima”.
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“No soy un experto que pueda hacer un pronóstico en este momento, pero lógicamente la economía es la clave de lo que puede eventualmente suceder”, aclaró, pero dijo que al menos ahora el gobierno hizo un poco de autocrítica -reconociendo incluso la muerte de un manifestante- y planteó reformas nunca antes vistas en el modelo cubano.
“Si la economía no funciona, ningún sistema político puede soportar tanto tiempo. Yo note hoy la intención del gobierno de reconocer: No estamos haciendo bien las cosas, trataremos de mejorarlas, mencionó algunas medidas, no se si serán suficientes pero la clave está ahí”, apuntó.
La medida que consideró más relevante es una eventual apertura de las empresas estatales, aunque también notó cierto temor o precaución por parte del régimen cubano a dar el paso.
“Ellos son conscientes que hay cosas que no están funcionando bien pero pareciera que no se animan a dar el paso a un modelo vitnamita, chino o cubano, el que sea, para liberar la fuerza productiva”, explicó.
También apuntó que las protestas desatadas dentro del régimen se debe más bien a la crisis económica antes que a la cuestión política, y que Cuba no solo sintió fuertemente la agudización del bloqueo impuesto por Estados Unidos, sino también el impacto de la pandemia con la caída de los ingresos del turismo y los problemas de su propio sistema, que es de un total subsidio.
Pese al reconocimiento de algunas falencias, aclaró que todas las reformas planteadas se darían tal como siempre dijo el ya difunto “líder de la revolución”, Fidel Castro: “todo dentro de la Revolución, fuera de la revolución nada”.