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Varias organizaciones sociales han emitido sentidos comunicados anunciando la partida de quien fuera una referente comunitaria, madre de familia, trabajadora incansable por la recuperación cultural de la memoria colectiva.
La lideresa Cristina Ramírez acompañó en todo momento las decisiones de su par de Santa Rosa, Bernarda Pesoa, siendo en la práctica la que asumía en su ausencia el liderazgo en la comunidad; participó de un sinfín de acciones que buscaban visibilizar las necesidades que oprimen a su pueblo y se caracterizó por solidarizarse con todas las poblaciones indígenas.
Su preocupación constante fue dejar un legado a las futuras generaciones, sobre todo a las mujeres jóvenes, a quienes instruía en el arte de tejer cestas de karanda’y, carandilla y totora, procurando con eso la transmisión de los saberes ancestrales, según la organización Conamuri de la cual formaba parte.
En ese sentido, “ella fue una de las fundadoras de la Asociación de Artesanas del Pueblo Qom en 1998 y del Grupo de Mujeres Artesanas de Santa Rosa en 2014; ambas nucleaciones trabajan en la promoción de la artesanía autóctona. Perteneció además a la Dirección Nacional de la Organización de Mujeres Campesinas e Indígenas Conamuri en el periodo pasado y adquirió formación política suficiente para tener intervenciones muy recordadas en las marchas y encuentros sobre los derechos de las mujeres, los pueblos indígenas, el medio ambiente y la lucha por el territorio. Así también, desde su trabajo de base, ella ha logrado formar a más de cien mujeres de diferentes edades en su territorio” nos comenta Bernarda Pesoa.
“Nuestra hermana, amiga y compañera Cristina Ramírez es una mujer luchadora que ha salido adelante sola con sus hijos. La mayor es docente y la segunda está estudiando una licenciatura en educación, el menor está en el colegio. Cristina es un ejemplo de madre, con su arte ella mantenía a sus hijos y les hacía estudiar”, la recordó emocionada Nidia Pesoa, vecina de Santa Rosa. “Nos dejó muchos conocimientos, cómo defendernos de la discriminación, nos enseñó los derechos de las mujeres, que ninguna debemos ser maltratadas y nos aconsejaba no depender de nadie en la vida, como mujeres valemos mucho y podemos lograr nuestros objetivos con nuestro propio esfuerzo”, señala Nidia.
La comunidad Qom se encuentra ahora de luto permanente; con esta pérdida no solo se quedan sin una de las artesanas más talentosas y de bellas creaciones, sino que también ella era la voz de su pueblo, nadie conocía mejor que Cristina Ramírez las preocupaciones que afectaban a su territorio, la lucha que significaba la conservación de las costumbres, la cultura, el idioma, la espiritualidad y, sobre todo, la tierra y los bosques, en estos tiempos en que todo se está privatizando y dejando menos posibilidades de acceder a las materias primas que les dan sustento, puntualizan.