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Un espacio que estuvo al borde del colapso hoy muestra un panorama esperanzador. En los meses más difíciles se llegó a tener en algunos pabellones a más de 100 personas sentadas en reposeras con sus balones de oxígeno. Paulatinamente y en coincidencia con los cuidados de la gente más la vacunación se logró descomprimir espacios como los pasillos, donde los trabajadores de blanco estaban muy estresados por la alta demanda. La buena noticia también es que hay más camas disponibles para internación en sala común.
La liberación de camas permitió un mejor servicio para los internados que ya pasaron de un sillón a una cama. Con esta mejora, los pacientes del Hospital Central y de las clínicas periféricas son trasladados hasta el Ingavi. Según el director Ricardo Merlo, utilizan 44 camas para UTI más 10 de reanimación para urgencias. Las que proveyó el Ministerio de Salud son 16. En estas semanas se vio una disminución de un 50% en la cifra de fallecidos. Lo positivo es que por día hay cada vez más altas. En el piso se nota cómo los cilindros dejaron sus huellas en los momentos más complicados.
En cuanto a medicamentos, la farmacia propia no está desabastecida, según Olmedo. Fármacos de primera necesidad, además de oxígeno, ya no son un problema como anteriormente. Citó, por ejemplo, el remdesivir, anticoagulantes y sedantes que están con seguridad para su aplicación. Entre otras mejoras está la comunicación fluida para informar sobre el estado de salud de los internados.
El sector de Urgencias recibe menos personas con cuadros graves, pero sí aparecen situaciones leves. Actualmente, en esta área ambulatoria se atiende a más de 300 personas a diario. Algunas requieren internación y este sector está capacitado y preparado para un buen servicio, pues varias necesitan internarse por lo menos cinco días. Incluso, ahora un enfermero está pendiente de cuatro pacientes, cuando antes debía atender a siete.
Familiares en carpa son menos y el ánimo va mejorando
Lo que antes era un semicaos por la desesperación de los parientes, donde el miedo y la incertidumbre eran constantes, hoy el rostro de las personas va cambiando. Claro, muchos aún están con enfermos en cuidados intensivos, pero que haya menos carpas o refugios en el patio del hospital es una señal de que la condición epidemiológica está siendo favorable.
Una mujer llegó a decir que su carpa es como su “penthouse”. Hace 13 días que tiene a su familiar luchando contra la enfermedad. Asegura que no tiene quejas del servicio del centro de contingencia.
Semanas atrás, la situación sanitaria generaba susto
Se cumplían los primeros seis meses del 2021 y las autoridades advertían de un repunte grave de casos. Todos los días, los directores de hospitales de referencia instaban a cuidarnos más, pues estuvimos al filo del colapso, donde quizá algunos no tendrían la atención que requerían. A los centros asistenciales llegaban personas de todas las edades y con estado avanzado del COVID. A esto se sumaba que familiares denunciaban escasez de oxígeno medicinal
Se vivió por varios meses una crisis desesperante en que se denunciaban muertes por supuesta falta del vital soporte. Ante la demanda, Salud estuvo con deficiencia en provisión de medicamentos esenciales para los intubados principalmente.
El Dr. Guillermo Sequera, director de Vigilancia de la Salud, refirió ayer en conferencia semanal que gran parte del país sigue en “rojo” por casos positivos y que las zonas rurales tienen un repunte. Celebró que bajen los casos de contagio, pero acotó que no es para cantar victoria ni mucho menos para bajar la guardia. También destacó que en las últimas tres semanas el número de internados bajó lentamente.