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Un plan para impulsar el cultivo del cocotero nativo aportará un gran beneficio a los pequeños agricultores campesinos, si se aplica la metodología denominada kocué de cuatro pisos, es decir desarrollando las plantaciones en forma asociada con otros rubros anuales, así como integrándolas con la instalación de colmenas para la producción de miel de abeja, explicó Loup.
Agregó que el plan debe apuntar a un aprovechamiento integral del cocotero; por ejemplo, de sus hojas se pueden picar y suministrar como forraje para las vacas lecheras.
El profesional comentó que el petróleo y los combustibles tendrán cada vez mayores restricciones con leyes y normativas ambientales lo que favorecerá el uso de combustibles alternativos. “Vendrán los combustibles alternativos para la mezcla con el gasoil y entre ellos están el biodiesel, el gasoil verde, así como tambien el uso de la electricidad, y varios otros que están en estudio y desarrollo”, dijo.
“El Paraguay consume unos 150 millones de litros de gasoil por mes, es decir unos 1.800 millones de litros al año”, según estimó nuestro entrevistado.
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Unos 30 millones de litros por mes de biodiesel
En ese sentido, calculó que para producir gasoil B-20 o gasoil verde, el país necesitará producir unos 30 millones de litros por mes de biodiesel. Para eso se necesitará disponer de unos 360 millones litros por año de aceite vegetal. Y para substituir totalmente al gasoil, se necesitará multiplicar dichos volúmenes por cinco.
Añadió que si se va usar aceite de soja, se debe estimar que de una hectárea se podrá obener 520 litros de aceite, por lo que se necesitaría sembrar cada año, una superficie de 692.308 hectáreas, en grandes extensiones por cada productor sojero, para que sea rentable económicamente, según el cálculo realizado por Loup.
“Si se usara aceite de coco, mbocayá, en una hectárea se podrá obtener 4.200 litros, que es ocho veces más que el de la soja, entonces se necesitaría cultivar 85.714 hectáreas del cocotero, ocho veces menos que en el caso de la soja. La ventaja del cocotero es que al ser peremne, recién se deberá volver a cultivar después de 90 años, que es el tiempo que dura su producción rentable del mbokayá, aseguró el Ing. Loup.
También indicó que a nivel de pequeños agricultores se puede plantar un hectárea por familia y con unas 86.000 familias, con un promedio de 5 integrantes, el plan podría beneficiar a unos 430.000 campesinos.
El especialista en mokayá dijo que una industria aceitera necesita como mínimo una cuenca de 1.000 hectáreas de cultivo, por lo que con un plan podría impulsar un desarrollo industrial acorde con el área de cultivo que se alcance, que podría llegar a unas 86.000 hectáreas.
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Estimó que si el plan llegare a desarrollarse se podrían instalar decenas de jabonerías, fábricas de biodiesel, industrias de glicerina, elaboradoras de forrajes, que demandarán abundante mano de obra y generarán diversos beneficios indirectos.
Mencionó que el carozo del coco se podrá usar como combustible en hornos y así evitará la deforestación cada año de unas 170.000 hectáreas de bosque bajos, beneficiando al medio ambiente.