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Teniendo en cuenta que Paraguay y Brasil tienen intereses divergentes y el gran desafío es encontrar nuevas alternativas viables para un acuerdo en beneficio mutuo, Dende reunió ayer a los expertos Victorio Oxilia, Jorge Gross Brown, Carlos Mateo Balmelli, con la moderación de Yan Speranza. Hubo coincidencias entre los mismos en que al Paraguay no le conviene una reducción de la tarifa porque implicaría menores recursos para el Estado paraguayo por la venta de energía no utilizada en el país.
Los expositores coincidieron en que una alternativa válida podría ser el planteamiento de un acuerdo intermedio, e incluso hablaron de la opción de pensar en un fondo para el desarrollo eléctrico de ambos países.
Al iniciarse el debate, el presidente de Dende, Alberto Acosta Garbarino, sostuvo que en toda negociación existen dos frentes: el interno y externo. “Se veía venir que existirían problemas en ambos frentes, pero al no existir un acuerdo interno, la crispación complica aún más llegar al 2023 ante un Brasil que está menos dispuesto a brindar concesiones”, destacó.
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El mayor desafío
En su exposición, el ex director general de Itaipú, Carlos Mateo Balmelli, sostuvo que el mayor desafío que tenía el Gobierno actual en su agenda era la revisión del Anexo C, ya que la pandemia fue una situación imprevista. No obstante, recordó que cuando asumieron las autoridades en el 2018 nunca supieron explicar cuál era la postura de Paraguay ante este tema, a diferencia del Brasil que siempre tuvo claridad respecto a sus pretensiones y una de ellas era la reducción de la tarifa. “Y al no tener una postura, la postura es que no se tiene y se impone la que existe, que en este caso la tiene Brasil”, acotó.
Asimismo señaló que hubiese sido un gran avance lograr que Brasil se siente en una mesa de negociación diplomática con antelación, al tiempo de señalar que no se trata de declarar la guerra a nadie. “Nada contra Brasil, nada contra Paraguay. Nada sin Brasil, nada sin Paraguay”, afirmó.
“Voy a defender a capa y espada que bajar el precio de la tarifa de Itaipú es el peor negocio que puede hacer Paraguay. Nosotros tenemos que mantener el status quo porque para Paraguay vender energía, que Brasil lleve la energía, -digamos una operación de exportación- es conveniente, porque entran dólares al Paraguay”, puntualizó.
Profundizar beneficios
En tanto, el doctor en Energía, Victorio Oxilia, también en la misma línea, sostuvo que una caída drástica de la tarifa no es lo conveniente, aunque a simple vista pareciera una buena noticia para la ANDE, y aún más si transfiere a los consumidores, pero el impacto no sería importante, pues la conveniencia es mayor para el que más consume, que es Brasil.
“Teniendo en cuenta que la energía no utilizada en el país se vende al Brasil, terminaríamos recibiendo menos recursos. Por tanto, lo ideal es mantener los beneficios actuales, e incluso profundizarlos para lograr adicionales, no solo a favor del Fisco sino también para la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) para que pueda invertir en distribución y transmisión”, aseveró.
Por su parte, el abogado Jorge Ignacio Gross Brown, asesor especial de la Itaipú, coincidió con la tendencia de ambos expositores, en el sentido de que lo óptimo sería que se mantenga la tarifa hasta que se sienten los negociadores a revisar el Anexo C del Tratado, y como se irá reduciendo desde el año próximo el monto destinado a la deuda, se podría capturar ese valor entre ambos países generando un nuevo componente que evitaría la reducción tarifaria.
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El primer round
El primer round con Brasil es el costo de la energía que debe ya analizarse este año, recordó Yan Speranza. “Y nosotros no hemos podido construir todavía una posición que sea muy clara, o por lo menos no la conocemos. Y hoy tenemos una emergencia que no es una cuestión de 2023, es en los próximos cuatro meses, porque el primer round ya se va a generar en este año, cuando se estudie el presupuesto de Itaipú”, puntualizó.
Finalmente, hablaron de la importancia de invocar a la diplomacia y apelar a una mediación internacional inclusive, para que las Altas Partes ya empiecen a sentarse en la mesa negociadora con miras a un acuerdo intermedio hasta llegar al 2023, cuando deban revisarse las condiciones financieras contenidas en el Anexo C del Tratado.