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- Desde el acceso al voto ¿Hubo un crecimiento participativo de las mujeres a nivel local?
-Te diría que hay un nivel de crecimiento de ciudadanía de las mujeres en estos 60 años. Los lugares en donde más ve eso son los departamentos del sur del país. Creo que es por el trabajo de las “Kuña Roga”. Desde ahí se propició una organización de mujeres del sur. Creo que eso sirvió muchísimo. Inclusive hay murales que recuerdan a mujeres destacadas. Hay un trabajo social muy importante en las regiones productivas. Es la primera vez que tenemos un territorio con ese nivel de organización y participación.
-Y en cuanto a los retrocesos…
-Lo que sí tenemos es una pérdida en otros aspectos, como el trabajo de las ongs a nivel país que hacen a la visibilización. Lo que corresponde ahora es trabajar por una ley de paridad enmarcada en el artículo 48 de la Constitución Nacional porque el Estado tiene la obligación de remover los obstáculos que dificulten el protagonismo de las mujeres. Necesitamos un proyecto de paridad para avanzar como se merece. Bolivia y Chile lo hicieron. En particular el último país ha tenido una fórmula distinta que se llama paridad de resultados, en el que tiene que haber una diferencia de uno entre hombres y mujeres.
-El debate sobre la paridad ha quedado en segundo plano actualmente en Paraguay.
-Los argumentos que se usaron contra la paridad en nuestro país fueron lamentables. Paraguay no puede estar tan rezagado. Hay un silencio pesado en cuanto al debate sobre paridad que se siente mucho en el departamento Central y la capital. En el sur hubo una movida muy grande pero en el resto del país no se escuchó. Creo que la gente se mueve allá; acá está invisibilizado en este momento, este es un contexto muy difícil y espero que se pueda reactivar muy pronto.
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-¿Este contexto difícil es por la falta de debate o por la irrupción de la pandemia?
-Se dejó de lado el debate pero no por una sola causa, también hay resistencias muy grandes y penosas en el Paraguay, el debate tiene que seguir y yo espero que haya una reafirmación alrededor de las elecciones municipales, que se pueda discutir y ver con los resultados de las candidaturas. Hay una muy baja representación de las mujeres (ver recuadro, abajo). Hay un reconocimiento social de que la democracia no es tal sin la representación de las mujeres. Nos queda claro que es un signo atraso brutal la baja representación de las mujeres. Sin eso no podremos avanzar.
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Una lucha desde 1907
-En estas seis décadas de acceso al derecho al sufragio, ¿cómo fue el rol de la mujer?
-Paraguay fue el último país del continente que logró el voto. Como antecedente, luchamos en forma constante por lo menos desde 1907, Serafina Dávalos aporta en sus tesis tanto el derecho a votar y el derecho a la investidura de las mujeres. Tiempo después, en plena dictadura stronista, se promulga este derecho. Una particularidad es que en esta época política solamente se votaba por el acceso a cargos en las concejalías municipales (los intendentes eran nombrados por decreto) y eso facilitó el acceso a un cargo votado.
-En democracia las cosas fueron distintas.
-Recién en 1991 es que se da la primera lección de intendentes municipales y ahí si hubo mayor participación, inclusive con mujeres que accedieron a cargos en distintos lugares del país. En el año 1993 en las primeras elecciones nacionales es cuando tenemos mujeres como senadoras y diputadas.
Bareiro puntualiza que algo muy curioso es que en la dictadura en los puestos políticos siempre había una representación femenina por partido político en diversas instancias del quehacer político. Luego, “en democracia se trabajó muchísimo de diferentes maneras por avanzar. Las organizaciones sociales tienen diferentes instrumentos: los maestros, huelgas; los campesinos, cierres de rutas y las mujeres lo que tenemos es la palabra. Vamos avanzando a fuerza de tener razón y hay medidas que se pueden tomar (para esos avances)”, refiere. Un dato no menor es que en lo referido a la participación, actualmente tenemos la medida más baja del continente con un 20% de cuota para las internas de los partidos políticos. “Es la más baja y a nivel parlamentario estamos en último lugar junto con Brasil”, enfatiza.