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A finales del 2020, un informe del Banco Mundial expuso la radiografía de la cobertura de agua y saneamiento en el país resaltando, entre otras cosas, que el 50% de los hogares paraguayos no tiene acceso al agua que reúna los estándares mínimos para beber y que el 70% de los usuarios recibe el servicio de prestadores informales que en muchos casos ni siquiera cloran el líquido.
Este jueves, Mario Abdo Benítez destacó en su informe que a través del Ente Regulador de Servicios Sanitarios (ERSSAN) se han realizado 11.165 verificaciones de la calidad del servicio que brindan los prestadores de agua potable y saneamiento a la población. Parte del reporte señala que se verificaron 5.509 prestadores que dan cobertura de agua por redes al 84,35% de la población total, alcanzando así a 6.117.673 habitantes.
Sin embargo, el presidente de la República no dijo que en plena pandemia la Essap, las juntas de saneamiento, aguateras y otras prestadoras del servicio hacen vivir un calvario a los usuarios, que reportan el déficit del servicio. Hay falta constante de agua, baja presión y cortes en determinadas horas del día. En muchas localidades deben esperar a que anochezca para tener un buen servicio de provisión de agua.
A esto se agrega que en plena emergencia sanitaria, en la que el lavado de manos es fundamental, los usuarios deben juntar el agua en botellas para cumplir con las medidas, esto, ante el precario suministro otorgado por las prestadoras del servicio.
Y si bien el presidente destaca logros en provisión de agua en localidades indígenas, el Banco Mundial remarca en su informe que el 21% de los hogares paraguayos carecen de una infraestructura sanitaria adecuada y entre los más afectados están las zonas rurales y las comunidades indígenas con niños.