Cargando...
FUERTE OLIMPO (Carlos Almirón, corresponsal). En Alto Paraguay pasaron más de tres meses sin que se registren lluvias de gran volumen. Las últimas precipitaciones importantes, con marcas superiores a 100 mm en gran parte de la región, se reportaron el 16 de febrero. Desde entonces solo hubo esporádicos aguaceros.
En este distrito, las comunidades de Toro Pampa, San Carlos, María Auxiliadora y Ñu Apu’a dependen de la reserva de agua de los tajamares y aljibes para el consumo del agua. Son aproximadamente 2.000 pobladores, de acuerdo a los datos.
Estos tajamares o reservorios no lograron juntar la cantidad necesaria de agua para soportar los largos meses de falta de lluvias que caracterizan a la temporada de invierno, por lo que la situación se torna preocupante para los pobladores. Para paliar la situación de escasez del vital líquido, en camiones cisternas de la Gobernación y del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) realizan la distribución de agua captada del río Paraguay.
Estas localidades distan entre 60 y 120 kilómetros de la ribera del río Paraguay, por lo que el traslado del agua depende también de que los caminos de tierra se encuentren en buenas condiciones.
La instalación de sistemas de agua potable es una de las grandes deudas de los sucesivos gobiernos nacionales, departamentales y comunales. Debido a este déficit, la gran mayoría de los habitantes del Alto Paraguay beben agua no tratada.
Esta situación empeora a medida que se van agotando las reservas de los tajamares y aljibes, lo que da lugar a la aparición de problemas por consumo de agua contaminada.
En las comunidades afectadas “potabilizan” el agua utilizando ceniza como filtro. Colocan agua con ceniza en un balde y la dejan reposar por varias horas para luego beberla o utilizarla para preparación de alimentos.
Ganadería
La falta de grandes precipitaciones también afecta a la ganadería, que con un hato de 1.800.000 cabezas es el principal motor de la económica de la zona. Los grandes establecimientos cuentan con agua en los tajamares o reservorios, pero tropiezan con la falta de alimentos para los animales porque los campos de pastoreo se encuentran secos.
La situación es más complicada para los considerados pequeños ganaderos, ya que tienen pocos reservorios y en su mayoría son tajamares viejos, que debido a la colmatación con arena ya no acumulan mucho volumen de agua.
La escasez de lluvias también ocasiona incendios forestales, que se propagan fácilmente a consecuencia de la vegetación seca del Chaco.