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–¿Lo despidieron por ventilar la repartija que quieren hacer con ese fallo de la Corte?
–Quieren desfondar lo más sano que tiene el IPS, su fondo de jubilaciones. Me despidieron sin causa justificada después de dos advertencias que le hice al presidente del IPS (Vicente Battaglia): una ordenó que se sepulte y la segunda minimizó.
–¿La primera?
–Denuncié el caso de los empleadores que simulaban tener trabajadores suspendidos, pero que trabajaban como esclavos y que IPS les pague el salario. Eso me costó una orden del Presidente de callar, de sepultar...
–¿Cuál es?
–Es el caso de las seis mil de entre 18.000 empresas investigadas que estarían cometiendo fraude con el dinero del IPS. Pueden ser más, inclusive. Yo creo que son más...
–¿Qué hay detrás de ese fallo a favor de los marinos?
–Lo que hice fue alertar que ese fallo nos mete un misil bajo la línea de flotación al Fondo de Jubilaciones, una alerta que el presidente (Vicente Battaglia) minimizó.
–¿Cómo minimizó?
–Vicente Battaglia dijo un disparate, que la sentencia de la Corte es una mera expresión de deseos, meramente declarativa, minimizando el peligro. Al contrario, cualquier riesgo sobre el Fondo de Pensiones tiene que ser magnificado inclusive para sostener el modelo.
–¿Cómo podrían desfondar?
–En el modelo de capitalización colectiva del IPS, o de reparto solidario, hay normas que garantizan la sostenibilidad del modelo. Ningún haber jubilatorio puede ser superior a 10 salarios mínimos legal, 23 millones de guaraníes. Esa misma norma tienen las demás cajas: ANDE, Itaipú, Bancaria, Municipal. Todos tienen topes. Si uno gana G. 80 millones cotiza sobre 80. Aporta sobre 80, pero el beneficio es sobre 10 salarios; es decir, G. 23 millones, no más. La plusvalía de ese buen aporte subsidia solidariamente a los miles de trabajadores que ganan poco. Es el modelo de solidaridad social. En salud se dice que los que no se enferman subsidian a los que se enferman. De 650.000 aportantes son pocos los que cotizan sobre sumas superiores a 10 salarios mínimos, entre ellos los marinos mercantes, los capitanes.
–¿Qué quieren los marinos?
–Quieren eliminar la norma, hacer desaparecer para ellos el tope jubilatorio. O sea, a Juan Pérez, marino mercante, hay que pagarle, no el tope de G. 22 millones sino G. 80, 100 o 200 (millones) mensuales y en forma vitalicia. Aparte, hay que pagarle retroactivamente desde que se jubiló. Si se paga a 30 de esos 126 marinos que ya pidieron esa regularización, la suma es de G. 30.000 millones. Detrás de ellos vendrán los que usarán la jurisprudencia para desplumar la previsional.
–¿Un festín sobre el sistema...?
–Es el default. Con esa decisión de la Corte, los marinos pasan del modelo de capitalización colectiva a un modelo de capitalización individual, en el que van a cobrar según lo que ganaban. Están desnaturalizando el modelo previsional que tenemos. Esta es una cuestión que se dirime a nivel legislativo, en el Congreso, y no a nivel judicial en desmedro de 650.000 cotizantes. Nuestra relación activo pasivo es 11-1, muy buena. Con la acordada de la Corte, esa relación se reduce a 3-1, o sea, tres cotizantes nomás van a pagar cada jubilación. El haber jubilatorio se dispara y el default se acerca en el tiempo.
–Lo acusaron de ser alarmista...
–Si hay un fallo de la Corte que puede perjudicar la jubilación de miles de personas, hay que ser alarmista solamente. Eso es lo que no le gustó al presidente. En lugar de atacar ese fallo, pedir su revisión –que no sé si es posible porque es un fallo de la última instancia de la justicia– me destituyen sin causa. Así no se maneja una institución. En todo caso que me llame Battaglia, que me putee, que me diga: “Fallaste”, pero que hable de frente y técnicamente fundado. Sin embargo, prefiere obrar a oscuras. No habla desde el 27 de abril cuando le dije: “Hay empresarios que están cometiendo fraude”. Dijo que estoy ofendiendo a los empresarios. Yo le dije: “Si son fraudulentos, no solamente tenemos que denunciarlos, sino mandarles preso”. Pensiones es lo único que no pudieron tocar hasta hoy. Era el área sana. No se puede luego vender jubilaciones. Pero encontraron la forma de hacerlo con ese fallo que desnaturaliza el modelo solidario.
–¿Por qué no pudieron parar la sentencia judicial?
–Este pleito con los marítimos viene del 2016. Yo advertí en 2017. En el 2020 volví a advertir cuando 30 marinos pidieron cobrar G. 30.000 millones de una vez. El anterior presidente, (Andrés) Gubetich, decidió interponer una acción de nulidad ante la Corte. No sé si eso va a prosperar. No sé si una Corte puede rever sus decisiones. Lo cierto es que el fallo sigue firme y hay abogados que están preparando la ejecución de la sentencia para reclamarle al IPS. Yo volví a advertir la amenaza y por lo visto eso no gustó. En vez de parar ese fallo, Vicente Battaglia saca un comunicado donde desmiente todo y dice que los fallos de la Corte son meramente expresiones de deseos. Es un disparate mayúsculo aquí y en cualquier lado...
–¿Y los abogados de IPS?
–Lo que está pasando es producto de la ineptitud de nuestras direcciones jurídicas con excepción de la doctora Nora Murdoch que entendía el tema y presentó una acción autónoma de nulidad para enfrentar el fallo. El resto, el 100% de nuestros juicios llevados por las distintas asesorías jurídicas, se pierden. Son derrotas catastróficas como esta última, que pone de relieve la fragilidad técnica jurídica del IPS...
–¿Cuántos abogados tiene IPS?
–Son como 120 abogados en la dirección jurídica. De esos 120 se juntaron entre todos para asesorarle al doctor Battaglia y decirle que las sentencias de la Corte son “meramente declarativas”. Ese es el nivel de asesoramiento.
–¿No defienden al IPS entonces?
–Pero claro que no. Defienden otros intereses. La doctora Murdoch fue cambiada. Desde ese entonces, el IPS no tiene apoderado legal. No hay gente capaz de ver más allá de su sueldo de fin de mes.
–Hay que echarlos a todos...
–Con 20 abogados ya es suficiente. Los juicios tienen que ser llevados por estudios jurídicos especializados y no dejar más en poder de improvisados a los que solo interesa ganar plata con los juicios ejecutivos. Los abogados internos deben limitarse a cuestiones sumariales internas y dictámenes administrativos.
–¿Los abogados del IPS ganan perdiendo los juicios?
–Claro que ganan. Los juicios ejecutivos no se discuten. Se demanda y se gana y se cobra. Son los juicios más rentables que tiene el IPS. Y se da el absurdo de que primero cobra el abogado su honorario y después el IPS.
–La percepción ciudadana es que el IPS es una eterna caja chica.
–A mí nunca me pidieron plata en ningún gobierno, pero yo creo que somos protagonistas de muchas cosas en ese sentido. Estamos en tiempos electorales. Nos llenamos de funcionarios no idóneos que responden a líneas políticas. El IPS es muy permeable a los políticos, sin duda. Por eso Battaglia mete la cabeza en el agujero y dice que todo está bien, perfecto, “estamos en un IPS maravilloso”. Y eso es mentira. La amenaza está ahí, latente y hay que reaccionar, no esconderse.
–¿Cuál es el botín principal?
–Seguir manejando el sistema actual de compra de medicamentos. La industria farmacéutica paraguaya vive del IPS y del Ministerio de Salud pero más de IPS. Eso de venderle medicamentos a IPS a través de licitaciones no es más que un simulacro en el que se ponen de acuerdo dos o tres oferentes para repartirse la torta y repartirse otras cosas también. El segundo botín que hay que investigar es el destino del dinero de IPS.
–Cuánto dinero, dónde...
–IPS tiene US$ 2.200 millones de reserva técnica en el sistema financiero y bancario paraguayo. Dios no quiera que empiecen a caer los bancos. ¿Cuánta es la reserva técnica país? El Tesoro: US$ 10.000 millones e IPS solo tiene 2.200 millones...
–¿Qué hace IPS con esa plata...
–Nada. Los bancos usan la plata para endeudar más a los trabajadores con esos minicréditos “preaprobado” que dan, de G. 20 millones, o para comprar una moto o TV plasma, donde siempre terminan demandados. El dinero del ente debería invertirse en el sector productivo. IPS debería estar financiando creación de industrias, es decir, fomentando el empleo. Eso hacen los seguros sociales en el mundo.