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“Se estima un máximo de 60 días para el paro. Esta parada es más larga porque se incluye el montaje del ventilador tiro horno y el mantenimiento del molino de coque”, expresó. Justamente, siempre culparon a la falta de este ventilador por la poca producción de la empresa.
De esta forma, el costoso nuevo horno de la cementera, en el que se invirtió parte de los US$ 80 millones de los bonos durante el Gobierno de Horacio Cartes, dejará de operar otra vez.
Recordemos que ya en febrero de este año la máquina registró problemas y la producción se tuvo que frenar, lo que ocurre constantemente, según funcionarios.
La inversión que se hizo para el cambio de combustible del “horno III de clínker” fue de casi US$ 30 millones, con la cual cambiaron el sistema de combustión (reemplazaron el fueloíl por coque de petróleo). Sin embargo, hasta ahora siguen usando fueloíl.
Sobre la millonaria erogación que de nuevo realizará la empresa estatal para mantener el horno de clínker, Benítez dijo que una planta cementera tiene un promedio de trabajo de 300 días al año y que los restantes “65 días son de mantenimiento e incidencias”.
“Son muchísimos materiales y se van incluyendo a medida que se verifican las necesidades de reparación, mantenimiento o sustitución de las partes”, indicó Benítez a ABC.
Agregó: “Estos mantenimientos pueden programarse una vez al año o dividiendo los trabajos en etapas o sectores dependiendo del criterio de cada uno”, dijo.
El horno de Vallemí tiene constantes fallas y con ello se paraliza la producción a menudo, señaló un obrero de la planta y dijo que verificarán sigilosamente los trabajos que se realizarán.