La repartija empezó en el Senado, siguió en Diputados, Hacienda y BCP

El pago de beneficios en el sector público no para ni en el peor momento de la crisis sanitaria por covid-19, la reforma del Estado no se da y es el sector privado el que recibe todos los golpes. Muchos sectores continúan con las restricciones y suman los desempleados.

Trabajadores  gastronómicos y de eventos se movilizaron el último viernes nuevamente para reclamar que les dejen trabajar.
Trabajadores gastronómicos y de eventos se movilizaron el último viernes nuevamente para reclamar que les dejen trabajar.

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“Bofetada tras bofetada nos dan”, así lo resumió el internauta Félix Aquino en un comentario que dejó en las redes sociales y que es el sentir de la mayoría de la gente, luego de publicarse el pago de bonificaciones extras en Hacienda y en el Banco Central del Paraguay (BCP). “Bofetada tras bofetada nos dan, se burlan, porque saben que somos tan sumisos y que nuestra reacción no irá mas allá que unos plagueos en las redes sociales”, comentó. Sin embargo, un sector muy golpeado como los gastronómicos y de eventos, se movilizó el último viernes frente a Mburuvicha Róga porque con las nuevas restricciones se quedan sin la posibilidad de tener un ingreso para sobrevivir.

Además, miles de trabajadores pasan de nuevo a engrosar la lista de suspendidos o cesados, que en el IPS cobrarán apenas el 50% del salario mínimo.

Los beneficios en el sector público, en cambio, se mantienen e, incluso, aumentan año cada año; los salarios se pagan puntualmente y si la recaudación no alcanza, se recurre a los fondos provenientes de créditos, como sucedió con el préstamo de emergencia sanitaria.

A pesar de las promesas de reforma del Estado, en este ejercicio se volvieron a pagar los privilegiados beneficios y en el peor momento de la crisis sanitaria por el aumento del contagio y las muertes diarias, así como las restricciones establecidas que dejan a muchos sectores económicos sin posibilidad de trabajar.

Los pagos se dieron ya desde el inicio del año en diversos sectores: Cámara de Senadores, Cámara de Diputados, Ministerio de Hacienda y Banco Central del Paraguay (BCP), por lo menos es lo que hasta ahora se sabe, aunque las versiones extraoficiales apuntan a más entidades que desembolsaron igual beneficio.

En el Senado empezó, su presidente Óscar Salomón (ANR-Añetete), quien otorgó un aumento de entre G. 3 millones a G. 8 millones a los funcionarios, que luego por las presiones ciudadanas se redujo levemente.

Diputados, cuyo titular es Pedro Alliana (ANR-Cartista), no se quedó atrás y dispuso que los 80 legisladores perciban G. 3.500.000 en cupos de combustibles.

El Ministerio de Hacienda, a cargo de Oscar Llamosas, siempre muy crítico con respecto a la necesidad de controlar el gasto, otorgó una bonificación extra equivalente al salario mínimo: G. 2.192.839.

Cuando la gente aún seguía indignada por este privilegio concedido en la cartera fiscal, salió a luz que el BCP pagó casi G. 9 millones a cada funcionario.

Aumentos en bonificaciones

Pero los crecientes beneficios del sector público, que se financian con nuestros impuestos, no son algo nuevo. Un estudio de la consultora MF Economía sobre el periodo comprendido entre 2008 y 2018 revela los aumentos que se registran en el pago de las bonificaciones y gratificaciones. El informe indica que en el Poder Ejecutivo, este tipo de gasto en el referido periodo pasa de G. 132.459 millones a G. 371.421 millones; mientras que en el poder el Poder Legislativo pasa de G. 11.044 millones a G. 23.060 millones; y en el Poder Judicial, este concepto pasa de G. 56.162 millones a G. 173.428 millones.

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