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El caso de la niña está abierto desde el pasado 15 de abril de 2020. Hoy se cumple ya un año de su inicio y ni la Policía ni la Fiscalía, así como los propios familiares y mucho menos la parte acusada da indicios de dónde podría estar o qué pasó de ella.
La pequeña desapareció de un complejo habitacional en construcción, denominado “Monte Pacará” que está ubicado en la compañía Isla Alta de la ciudad de Emboscada, departamento de Cordillera.
El coordinador de la investigación y jefe del departamento Contra el Crimen Organizado, comisario César Silguero, recordó que “tuvieron que pasar más de 24 horas para que las autoridades locales sepan del hecho, primero la comisaría jurisdiccional y el Ministerio Público y, un poquito más tarde, 48 horas después, para que las unidades especializadas de la Policía tomen participación”.
La noticia de que la infante se perdió golpeó muy duro a la familia. “Para la familia fue un golpazo, un balde de agua fría porque nadie va a aceptar ese momento que te digan que desapareció”, manifestó el abuelo materno.
Pero el comienzo de la investigación se vio entorpecido con las versiones que brindaron tanto la mamá de la niña como la pareja de la mujer, de que la misma -que presenta problemas de movilidad- supuestamente fue corriendo tras dos cabras.
Esas declaraciones fueron analizadas más adelante en el marco de la investigación con trabajos de planimetría y en contraste con “la versión dada por ellos, no coincide con lo ocurrido y es prácticamente imposible que haya desaparecido de Monte Pacará”, apuntó Silguero.
Primeramente por el problema motriz de la niña y las características de que “el terreno es un lugar muy accidentado, incluso dentro de la propiedad, eso dificulta muchísimo”, detalló el comisario.
Añadió que “uno no va a poder avanzar mucho y en caso de una criatura es mucho más difícil que se aleje de por sí detrás de unas cabras. Para nosotros no es posible y por eso señalamos en el informe esas inconsistencias que fueron vertidas por la madre y el alemán”.
Sospechas
Algunos de los involucrados en el caso incluso cuestionan que ciertas personas como el empleado Víctor Vera y el alambrador del predio Gerardo Miranda no hayan sido incluidos en la investigación por la Policía y la Fiscalía.
Según consignó el abuelo, Vera fue el último en ver a la niña esa mañana del 15 de abril, pues según las versiones recogidas él se encontraba corpiendo detrás de la casa entre las 8:00 y las 13:00, y que a eso de las 9:00 incluso saludó a la pequeña.
El comisario Silguero señaló en tal sentido sobre Vera que “tenemos esas versiones que fueron constatadas en su momento y nosotros de acuerdo al diagnóstico de lo sucedido, la persona que no dijo lo que realmente ocurrió fue el alemán”.
Por su parte, el abogado Max Narváez, defensor de la madre y el extranjero, cuestionó que “hay tres personas que nos llama la atención que no hayan sido incluidas en la investigación. La niña no pudo desaparecer sola, alguien la tuvo que haber desaparecido y para eso tuvo que entrar y salir”.
Añadió que el alambrador Miranda incluso “cambió cinco veces su versión sobre los hechos”.
Sin embargo, nadie se fijó en otro posible sospechoso según Narváez porque “hay un tercero del que no se habla mucho, pero que lo tenemos bien identificado. Está la tranquera de la entrada, es el único que está ahí, es una familia muy conflictiva y que de golpe tuvo una bonanza económica”.
“Nos llama la atención que esta persona está sentada todo el día y que no haya visto nada, porque hay cuatro entradas y una está muy cerca de la otra”, apuntó Narváez.
Sin colaboración, sin resultados
Silguero calificó el caso, en otro momento, como “complicado, difícil”, pero debido a que “hasta hoy no podemos determinar las manchas a quién le corresponden. Por la falta de colaboración, principalmente de la madre”.
Esto en relación a las muestras, que dieron positivo a sangre humana, que fueron recogidas en uno de los 30 allanamientos que realizó la comitiva investigadora en Monte Pacará.
De hecho, esas muestras biológicas deben ser aún comparadas con análisis de ADN para determinar a quién corresponden. Para eso la fiscalía solicitó la extracción de muestras a la madre y al alemán, pero se negaron. También al padre biológico, de nacionalidad francesa, que también se niega a cooperar.
Solo los abuelos maternos se sometieron a la extracción de muestras para colaborar con la investigación.
“En este tipo de casos uno espera la colaboración inmediata de los progenitores, de la madre en este caso con quien estaban las dos criaturas. Pero nosotros no pudimos tener las informaciones realmente importantes”, declaró Silguero.
Dudas sobre la capacidad
El abuelo enfatizó, en cuanto a la falta de avance y resultados en la pesquisa, “mañana (por hoy) se cumple un año de la desaparición de mi nieta y es la hora que no tenemos un resultado”.
Hizo duros cuestionamientos también. “La policía y la fiscalía, yo creo que no tienen nada para llegar a ella. Papelitos, papelitos. Estamos llenos de papelitos y nosotros no queremos eso. Nosotros queremos una solución, queremos saber que paso de ella, qué hicieron de ella”, exclamó el abuelo.
Luego subrayó que, al inicio del caso, “nos dijeron confíen en la Policía Nacional, van a tener a los mejores investigadores al frente del caso y esta es la hora en que no tenemos nada”.
“Quiero ver la cara de los peores policías investigadores si estos son o fueron los mejores, esa es una de mis preguntas”, reflexionó.
Las fotos
Primeramente la madre y el alemán, tutores de la niña, fueron procesados por violación del deber de cuidado y abandono por el Ministerio Público, pero luego, este amplió la imputación contra el extranjero por pornografía infantil.
El auxiliar de la justicia Max Narváez manifestó que fue una jugada de la fiscalía para avivar el caso ante el hecho de que no hallaban a la pequeña.
“Con el fiscal Carlos Maldonado estuvimos reunidos, el alemán y yo, en la sede de Antisecuestro en Asunción, desde las dos de la tarde hasta las ocho, sin pausa ni para ir al baño”. Según el abogado, su defendido respondió a cada una de las interrogantes de sus interlocutores y que al final, estos le dijeron que no tenía “vela en este entierro” de acuerdo con lo que narró.
Sin embargo, “una semana después le acusaron de pornografía y presentaron 200 fojas. Mintieron a la prensa, dijeron que habían ochenta mil fotos, pero como ya era mucho, después dijeron que eran cuarenta mil fotos y se presentó la imputación por dos fotos”, señaló Narváez.
Luego el abogado detalló que las imágenes, “en una de ellas las niñas están en el arroyo y no tenían camisetita. En la otra estaba la nena desaparecida, sentada en la escalera de Monte Pacará, con un vestidito”.
Narváez explicó el contexto de esa última foto, según le dijo su defendido, que fue porque el alemán le estaba enseñando a dejar de usar el pañal, que la estaba disciplinando porque según su filosofía, la madre la sobreprotegía.
Entonces, “como la niña se quitó el pañal y lo arrojó al suelo, porque él le enseño a tirarlo al basurero, él le tomó la foto para señalarle ‘le voy a mostrar a tu mamá lo que hiciste’. Después de eso borraron inmediatamente esa foto”. Pero esta no se encuentra en el teléfono, sino con un software fue recuperada y era de 2019.
Silencio
Tras cumplirse un año de que se abrió la búsqueda de la pequeña francesa, finalmente, la mamá declararía mañana viernes ante el Ministerio Público y el alemán, el lunes. En todo este tiempo, ambos se llamaron a silencio.
El abuelo de la niña y padre de la mujer, dijo: “se me cruzan muchas cosas por la mente, porque nadie va a creer. Yo por mi hija pongo las manos en el fuego, pero a esta altura de hace un año de la desaparición de su hija que no diga nada, me llama mucho la atención”.
El abogado Máx Narváez indicó “la audiencia indagatoria es el momento fundamental para la defensa, el resto puede ser indicio. No se puede declarar nomás”.
En cuanto al silencio de sus defendidos el letrado resaltó que “fue una estrategia de la defensa porque no queríamos sorpresas, y que lo hicieron. Gracias a Dios no se declararon antes”.
“La fiscalía esperaba que mis clientes declararan para traer otros documentos después y que volvieran a declarar, entonces esperamos a que se agreguen todas las pruebas y así entonces una a una declarar sobre ellas”, expuso.
Pese a todos estos obstáculos que hallan por el camino los investigadores, la esperanza de dar con la pequeña siguen vivas, aunque como consideró el comisario César Silguero “ese tiempo transcurrido va en contra siempre de todo tipo de investigación”.