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La religiosa perteneciente la congregación de María Auxiliadora trabajó en diferentes poblaciones de esta región chaqueña, siempre al servicio de los más necesitados.
Sor Eduarda últimamente estuvo realizando sus labores de evangelización en el distrito de Puerto Casado, en las comunidades de los Maskoy, desde donde fue trasladada a la capital del país luego de contraer el virus del covid-19.
Por muchos años trabajó en la zona de Fuerte Olimpo, una gran parte de ella en la educación de niños y jóvenes del internado de Ñu Apu’a, ubicado casi en pleno monte chaqueño y donde asisten hijos de peones de estancias e indígenas de los alrededores.
También dedicó parte de sus labores a favor de las poblaciones de los Ishir o Chamacocos.
La misionera, de 64 años de edad, no resistió al virus y su deceso se produjo en la mañana de este martes en la capital del país, específicamente en el hogar San José, perteneciente a la congregación religiosa de atención a las hermanas de la tercera edad.
El fallecimiento de la religiosa causó profundo dolor en Alto Paraguay, atendiendo a que era una persona muy servicial y querida por todos, siempre estaba predispuesta para servir a los demás.
Sor Eduarda, como todos la conocían, se caracterizaba por una profunda sonrisa, actitud que le ayudaba a superar las adversidades más difíciles, como ser la situación de enfrentar en varias ocasiones los precarios caminos del Chaco con el objetivo de llegar a las poblaciones en busca de asistir al más necesitado.
A decir del famoso pa’i Zislao, cura párroco de varios años en el Chaco, sor Eduarda fue una mujer con mayúscula y guerrera de verdad, por lo que siempre rindió homenaje a su apellido.