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SAN COSME Y DAMIÁN, Itapúa (Juan Augusto Roa, de nuestra redacción regional). Pirarendá fue habilitado en el 2020, luego de años de trabajo. Un imponente acuario que ocupa un salón construido bajo un concepto de sustentabilidad ecológica, con estructura de madera de pino cultivado y paredes donde se emplea tacuara a la usanza de las comunidades nativas de la zona.
El acuario cuenta con más de 20 especies nativas de los ríos Paraná y Paraguay, distribuidos en acuarios y estanques. Entre ambos ríos cuentan más de 200 especies de peces, incluso hay algunas que aún no fueron identificadas, señaló el ingeniero forestal Arnulfo Fretes, creador y director del proyecto Pirarendá.
Pese a la pandemia que paralizó los diversos sectores económicos, el turismo en Itapúa no sucumbió y estamos haciendo un esfuerzo para seguir creciendo, dijo Fretes.
Entre las especies nativas están el dorado, pacú, sábalo, piraña, tare’ýi, raya, surubí, tortuga. También una muy poco conocida especie de pez ornamental: “monjita negra”.
“También se puede ver una especie nativa de México: el ajolote –un pez prehistórico con patas–, carpas del nilo y un par de peces ornamentales japoneses”.
En un sector arbolado y dispuesto con bancos donde el visitante puede pasar momentos de relax existe una serie de estanques con peces, plantas acuáticas y pequeñas cascadas artificiales, que permiten el flujo constante del agua. Todo tiene un propósito de contacto con la naturaleza; el ambiente arbolado, con plantas ornamentales y cascadas de los estanques crean un ambiente ideal para la relajación y el descanso.
Ahora están preparando un estanque y en uno de los costados estará vidriado que permitirá observar a los peces en su ambiente, explicó Fretes.
El complejo cuenta con un museo histórico y natural en formación. Están recogiendo elementos encontrados en toda la zona que pertenece a la gran isla Yasyretá y su cadena de islas, un sitio que desapareció bajo el embalse de Yacyretá. Están rescatando esa parte de la historia de la región, enterrada y olvidada, dijo.
Entre los elementos del museo se pueden ver balas de cañón encontradas en una isla. Estaban apiladas en lo que se cree fue una trinchera o un campamento de paso de la época de las misiones militares porteñas a la todavía provincia de Paraguay o tal vez de la época de la Guerra del ’70. También se encontró una punta de lanza de hierro casi intacta.
Hay también esculturas en cemento de héroes de la independencia o de la Guerra Grande y un tallado en madera de una sola pieza del arcángel Miguel luchando con el demonio, hechas por el artista plástico local Andrés Villalba.
Una de las paredes del museo será destinada a la pintura de un gran mapa de la región, con las islas y los pueblos nativos y rurales que existieron y desaparecieron para dar paso a la usina eléctrica.