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CONCEPCIÓN (Aldo Rojas Cardozo, corresponsal). Se trata de Juan José Gill (44), autoproclamado “el mayor estafador del Paraguay”, quien desde hace 13 años cumple varias sentencias por asalto a mano armada, aunque en prisión se especializó en extorsión vía telefónica.
Gill tenía montado en su celda, la número 3 del pabellón de rehabilitación de la cárcel regional, una verdadera oficina para estafar a la ciudadanía, para lo cual usaba teléfonos celulares con conexiones a todas las empresas de telefonía móvil.
El reo también contaba con la colaboración de varias personas, fuera de prisión, quienes recibían y efectivizaban los envíos de dinero que efectuaban las víctimas.
De acuerdo con el relato de los oficiales del departamento Antisecuestro de la Policía, desde hace tres meses aproximadamente, cuando los enfermos del covid-19 comenzaron a llenar los hospitales, Gill comenzó a llamar primeramente a las oficinas administrativas de los sanatorios privados.
El recluso se presentaba como el doctor Gill y preguntaba sobre los últimos pacientes con coronavirus que habían llegado al centro asistencial.
En muchos casos, los empleados apabullados por el experimentado estafador terminaban dando el nombre de los internados y hasta los números de celulares de los familiares. Gill contactaba a los allegados de los enfermos, y se presentaba como médico del sanatorio y les informaba que el enfermo había empeorado, que necesitaba con urgencia terapia intensiva y que él podría conseguirles con el pago de ciertos montos, que según los investigadores oscilaban entre uno y cinco millones.
Según las pesquisas efectuadas por los agentes de Antisecuestro, el criminal daba números de teléfonos de internos allegados y de personas que estaban fuera del penal para recibir los envíos de dinero efectuados por las víctimas.
El accionar del reo se agudizó en las últimas semanas, al mismo tiempo que aumentaba la cantidad de enfermos que necesitaban una cama de terapia y de los costosos medicamentos que son utilizados en el tratamiento de las personas afectadas por la pandemia, según confirmaron los agentes.
En la tarde del viernes una mujer denunció que se vio obligada a girar la suma de G. 1.000.000 para conseguir terapia intensiva para un familiar que estaba internado el Hospital Regional de Villa Hayes.
Esa misma noche, los agentes de Antisecuestro juntaron todas la evidencias que tenían en contra del sospechoso y la presentaron ante la ministra de Justicia,
Cecilia Pérez, quien dispuso la intervención de la celda de Gill, que fue efectuada a tempranas horas de ayer por el mismo director del penal de Concepción, Donofredo Torres Franco.
Las autoridades penitenciarias señalaron que a causa de hechos similares Gill ya fue traslado a casi todas las cárceles del país. Ahora, el reo nuevamente será sometido a un sistema de aislamiento y mayor control para evitar que vuelva a acceder a teléfonos celulares, que es la herramienta que utiliza para estafar a la ciudadanía, según informaron fuentes de Antisecuestro de la Policía.