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Ayer, en el Hospital Distrital de Lambaré, un hombre que primero deambuló por varios otros hospitales, recibió atención médica luego de 24 horas.
Bajo carpas o la sombra de algún árbol en el patio, los pacientes respiratorios se mezclan con los familiares de los pacientes internados sin recibir ningún tipo de atención especial, a pesar de tratarse de una enfermedad sumamente virulenta que requiere de aislamiento. “Llegamos temprano, pero nadie nos atiende. Ya llevamos unas cinco horas esperando y nos dicen que la atención es lenta porque hay solo dos médicos”, se quejó Feliciano Marecos, quien acompañado de su esposa aguardaba ser atendido visiblemente afectado por el virus.
Así como él, muchos otros pacientes se quejaron de la lentitud en la atención y de la carencia de fármacos que aún afecta a la salud pública.