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El comisario general director Luis Ignacio Arias Navarro, quien tomó la comandancia de la Policía luego de la renuncia del comisario general comandante Francisco Resquín Chamorro, cambió al director general de Prevención y Seguridad, comisario general inspector Marcial López Palma, y en su lugar ubicó al comisario general inspector Saturnino Santiago Villalba.
Este último venía desempeñándose como titular de la Dirección General de Inteligencia Policial, cargo que ahora va a ocupar el desplazado López Palma. Básicamente, el comandante ordenó un “cambio de arco”, como se conoce en la Policía este tipo de movidas.
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En el organigrama de la Policía Nacional, después de la Comandancia y la Subcomandancia, los cargos más importantes son las ocho direcciones generales: Talento Humano, Sanidad Policial, Administración y Finanzas, Justicia Policial, Instituto Superior de Educación Policial, Inteligencia Policial, Investigación Criminal y Prevención y Seguridad.
Por la cantidad de personal que manejan y la incidencia que tienen sobre la seguridad interna, las más importantes, a su vez, entre las direcciones generales son las de Prevención y Seguridad y la de Investigación Criminal, en ese orden, por lo que el cambio de López Palma claramente puede considerarse un castigo, teniendo en cuenta que va a un puesto de menor preponderancia.
Rivalidad y padrinazgos
López Palma estaba “marcado” desde hacía tiempo por el ahora comandante Luis Arias, debido a que el primero era “del equipo” del anterior comandante, Francisco Resquín.
De hecho, Resquín y Arias cortaron relaciones hace más de un año, pese a que desde el 12 de setiembre de 2019 eran comandante y subcomandante, respectivamente. El distanciamiento entre ambos camaradas fue a raíz de una pelea con alto tinte político. En esa puja, Resquín era apadrinado por Juan Ernesto Villamayor y Arias era defendido por Euclides Acevedo.
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El nuevo director general de Prevención y Seguridad, Saturnino Villalba, quien en la práctica es el tercer hombre más importante de la Policía, se desempeñó por mucho tiempo como jefe del Departamento de Identificaciones, gestión que le valió la promoción al grado que ostenta actualmente.
El comandante Luis Arias, por otro lado, ahora debe decidir si mantiene en sus cargos al resto de los directores generales, siete de los cuales son sus camaradas de la promoción 1989, o si finalmente decide promover a los comisarios generales de la remesa siguiente (1990), quienes a su vez vienen reclamando espacio desde hace tiempo.
Si Arias no hace estas movidas, podría padecer nuevamente de divisiones en su cúpula y corre riesgo de experimentar una especie de “brazos caídos”, como se hizo costumbre últimamente en la institución y que repercutió directamente en la sensación de inseguridad que sufre la ciudadanía.