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“No vamos a acompañar a la Policía Nacional ni tampoco a los militares. Nosotros hicimos nuestro trabajo el año pasado y luego en mayo nos replegamos a nuestras oficinas y si hay una denuncia que hace algún ciudadano o la Policía Nacional investigamos, pero ya no vamos a acompañar”, remarcó Sosa sobre la postura vigente en el Ministerio Público.
La misma sostuvo que el trabajo de la Fiscalía en la calle no corresponde, puesto que a su criterio, ya que afirman no tiene un rol preventivo, y que al inicio de la pandemia estricta salieron a apoyar para que el gobierno pueda prepararse.
“El objetivo fue evitar el contagio de cientos de ciudadanos, porque no teníamos la infraestructura en el área de Salud, entonces era darle tiempo al gobierno para que vea el tema de medicamentos y de las vacunas, por eso se hizo un sacrificio el año pasado”, dijo y agregó que en este momento es el gobierno el que tiene que hacer su parte con la provisión de medicamento, vacuna e infraestructura.
La fiscala insistió que ni la Policía puede detener a personas que estén circulando fuera del horario establecido. “La Policía Nacional tampoco puede aprehender ni detener a ninguna persona por incumplimiento de la medida sanitaria. Les van a instar que se vayan a sus casas”, dijo. Como máximo dijo que pueden demorar hasta 6 horas a la persona y solo si hay una reacción violenta del ciudadano, se podría justificar una intervención fiscal, en ese caso ya por resistencia.
Consultada si el dejar todo a cargo de la Policía no posibilitaría que se den extorsiones a los ciudadanos, no lo descartó. “Y si (puede generar ese tipo de hechos). Esperemos que la Policía Nacional cumpla su tarea”, se limitó a decir.
Policía dijo que hubo relativo buen acatamiento
El jefe del Departamento Central de la Policía Nacional, comisario Silvio Cantero, por su parte, indicó que en los primeros días en lo que retomaron los controles nocturnos, se apreció un considerable respaldo ciudadano en el cumplimiento del horario de circulación.
Pese a que se registraron casos puntuales, sostienen que en general no hubo mayores inconvenientes. Uno de los casos más llamativos que destacó fue el de un torneo de fútbol en Itá, que congregó a cientas de personas a las que tuvieron que dispersar, entre las cuales, una de ellas se opuso de manera violenta.