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La propiedad fue alquilada por Óscar Ayala Noguera, cuñado de Diego Benítez. La empresa de este último, Tupa SA, fabricante de pinturas, fue utilizada para enviar, aparentemente desde nuestro país, 16 toneladas de cocaína hasta Alemania, donde fueron detectadas en el puerto de Hamburgo.
El acetato de etilo es utilizado en la preparación de pinturas, pero también puede ser empleado en el refinamiento de la cocaína. Expertos de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) confirmaron que cada litro de este producto cuesta US$ 83, pero en el mercado negro supera los US$ 500 el litro, por lo que estiman que el valor del lote incautado llega a los US$ 2.000.000.
Este lote confiscado en Mariano Roque Alonso no tendría conexión con los 100 tambores del mismo producto que decomisaron en el Chaco, junto a una carga de 1.344 kilos de cocaína, según fuentes oficiales.
El empresario Diego Benítez es uno de los investigados en nuestro país por la mayor incautación de cocaína efectuada por la autoridades alemanas. El martes pasado declaró en la Fiscalía su cuñado Óscar Ayala Noguera, quien aseguró que él solo se encargó de alquilar el depósito a Gerardo Gómez. Según la fiscalía, este arrendó la propiedad como empresario, pero en IPS figura como empleado en dos empresas, no tiene Registro Único del Contribuyente (RUC), ni cuenta corriente, hasta registra cuentas no pagadas.
Todo esto hace sospechar a los investigadores que detrás podría estar un poderoso cartel, que aprovecha las falencias en el ámbito de la seguridad de nuestro país para remesar enormes cargamentos de cocaína a distintos puntos del planeta, especialmente los países del viejo mundo, según dijeron.
Fuentes del Ministerio del Interior confirmaron que en nuestro país había tres escáneres móviles para inspección de camiones y contenedores, pero ahora supuestamente solo opera uno para verificar los cargamentos embarcados en los puestos, tanto estatales como privados, situación que aparentemente ha dejado el arco en blanco a los capos narcos, explicaron.
“Aparentemente, desde que el Brasil comenzó a someter a control de escáner la mayor parte de su producto de exportación, los carteles de narcotraficantes que operaban allá se mudaron al Paraguay para seguir operando”, explicó la fuente.