Cirugía con hilo de pescar y sin anestesia: así operaba el “Dr. Horror”

Dos mujeres que fueron operadas por el supuesto cirujano Miguel Ángel Cavallo, imputado por homicidio culposo por la muerte de una joven tras una intervención hecha el pasado 30 de diciembre, relataron sus historias con el presunto médico, que -ya teniendo antecedentes- siguió realizando procedimientos impunemente. Una de ellas contó que le cosió los pechos con hilo de pescar y le colocó prótesis usadas, lo que le causó una sepsis. Además, detalló que el hombre siempre sale impune de las denuncias y nombró a una fiscala que habría tranzado con el hoy procesado para evitar una causa. Ambas exigen justicia y un castigo ejemplar.

Miguel Ángel Cavallo, con camisa celeste, durante una de sus visitas al Poder Judicial.
Miguel Ángel Cavallo, con camisa celeste, durante una de sus visitas al Poder Judicial.ABC Color

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La fiscala Claudia María Aguilera imputó ayer a Miguel Ángel Cavallo, supuesto médico cirujano que sometió a una operación de implantes mamarios a una joven en un sanatorio privado de Asunción, pero esta terminó muriendo tras la intervención el pasado 30 de diciembre. La víctima se llamaba Maylen Analía Romero Ledesma.

Cavallo no solo operó a la ahora fallecida sin asistencia de un anestesiólogo, sino también hizo figurar como una “operación de párpados” lo que en realidad fue una fatal operación para agrandar el busto, según sostiene el Ministerio Público.

El supuesto cirujano estético ya cuenta con una condena anterior por habilitar un quirófano en su vivienda sin autorización del Ministerio de Salud. Lo más llamativo es que su pena era prestar servicios en el Centro Nacional del Quemado y Cirugías Reconstructivas (Cenquer), incluso pese a la oposición expresa del Dr. Bruno Balmelli, director del hospital.

Otra imputación pesó sobre él presunta “mala praxis” luego de que presuntamente ocasionar secuelas en el rostro de una mujer a la que operó.

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Con hilo de pescar y prótesis usadas

Dos pacientes de Cavallo, de nombres ficticios Raquel y María — por temor a represalias y para evitar la revictimización —, pero plenamente identificadas por ABC, contaron sus historias este martes.

Raquel fue sometida a una cirugía mamaria en el 2012. Oriunda de Clorinda, desde entonces su caso es un calvario.

Su testimonio, a continuación:

“Tengo una historia terrorífica, pareciera sacada de una película de terror. En su momento, cuando denuncié por todas partes me trataron como de loca porque así fueron los términos. Nunca jamás él pagó por las atrocidades que hizo. Yo soy de Clorinda”, dijo Raquel.

La víctima contó que Cavallo le dijo que prefería operarle en un sanatorio de Asunción porque, según el tipo de cambio entre el guaraní y el peso argentino, en ese momento le convenía el procedimiento en nuestra capital.

“Yo consulto con él por unas prótesis mamarias en Clorinda, pero él me ofrece operarme en un sanatorio de Asunción. Para nosotros los sanatorios de Asunción son un lujo y era mucho más accesible por el tema del cambio (…) él me dijo que tenía acceso a todas partes. Yo me creía viva y le dije que yo quería comprar mis propias prótesis, porque no dejaba de ser un extraño. Me lleva él a una importadora que se llama Ruotti, y me acuerdo que esas prótesis me salieron US$ 1.000; y eran de una marca inglesa no sé qué…”, detalló.

“Me voy, me operan en un sanatorio. Vi un par de enfermeras, salí bien. Al poco tiempo mis mamas nunca se mejoraban y yo empecé a tener fiebre, de moradas pasaron a estar verdes. Tenía una infección generalizada y él, por supuesto, me abandonó. No me respondía los mensajes. No me quedó otra que contratar a otro cirujano que me abre los pechos y me saca (las prótesis) y me muestra que yo tenía prótesis de marcas diferentes (…) ni siquiera eran las prótesis que yo compré, eran prótesis usadas que él mismo esterilizó nomás y me volvió a poner. Se quedó con las prótesis que compré. La sutura había hecho con hilo de pescar, ni siquiera era el hilo que yo precisaba. Tenía un matambre peor de los que salen en la tele”, describió Raquel.

Pero su calvario siguió cuando quiso denunciar al médico, al no encontrar registros de que el procedimiento se había hecho allí.

“Me voy al sanatorio a buscar los registros, y no había ninguna constancia de que yo estuve en ese sanatorio. Pero tuve la gracia de contactar con una anestesióloga que trabaja con el cirujano plástico que a mí me reconstruyó las mamas y me dijo ‘el día que vos viniste nosotros estuvimos y no te quiero contar los alaridos que vos dabas en el quirófano, retumbaba en todo el sanatorio, porque ese tipo está loco. Él te seda, no te da anestesia. Vos sí sentiste dolor, gritabas de dolor’ a tal punto (…) que dice que en el quirófano de enfrente estaba otro cirujano plástico que es el Dr. Artemio Vera, que quiso interrumpir esa cirugía y le dijo ‘doctor, yo te a pagar un anestesiólogo, pero anestesiale por favor a esta chica porque yo no puedo operar’. Quiso parar la cirugía y él continuó igual”, lamentó.

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Una fiscala “tuneada”

Cuando quiso seguir con el proceso, Raquel se enfrentó a una muralla burocrática. Sostuvo que una fiscala cambió repentinamente su postura cuando pasó el tiempo e dijo que se trató de un intercambio de favores con el presunto doctor.

“Dicen que él te pone un derivado de la ketamina para que no te acuerdes el dolor que sufriste (…) me fui a hacer una denuncia que desestimaron. Me acuerdo que la fiscal al comienzo ella me recibió muy bien, pero cuando se dio mi audiencia ella ya estaba como vulgarmente se dice tuneada de pies a cabeza y (según ella) el doctor era el máximo que hay en el Paraguay y yo era una charlatana, que yo estaba loca. La fiscala era Nancy Salomón”, identificó la mujer.

Según Raquel, Cavallo arreglaba los permisos del Ministerio de Salud también de manera ilegal. “De acá se fue y no puede operar acá en ningún sanatorio (en Clorinda). Este tipo de procedimiento hizo mil veces. En la provincia de Formosa prohibida la entrada, en Corrientes…”, indicó, a tiempo de contar que conoce otro caso en donde a una mujer le pusieron prótesis de siliconas que se compran en las calles y que se usan en los sostenes.

Protección de macumbera

“De entrada él prevé todo esto, para mí ya debe darse la figura del dolo eventual. Es una ayuda demasiado grande lo que está haciendo la Fiscalía con su imputación y va a volver a salir libre porque él compra todo tipo de fiscales, jueces, yo no sé qué hace. Dice que una tarotista, Mamacha de Ogum, ella es su guía, que con la mano de ella él se guía en el mundo y gracias a ella, él pasa no sé haciendo qué. Él, cuando le reclamás, dice que con ella te van a solucionar (…) Espero que se haga justicia y estén todo el tiempo encima de la Fiscalía porque o si no eso van a otra vez desestimar o darle una condena mínima y quien sabe qué”, concluyó Raquel.

Perdió el trabajo por su culpa

María es otra de las mujeres que pasó penurias y hasta perdió su trabajo por culpa de la mala praxis de Cavallo.

“Fui junto a él y él me atendió solo. Me pusieron anestesia local. Yo me hice una vaginoplastía. Él me dijo que era una cirugía menor, que me podía levantar e ir; por eso fui sola. Cuando terminó el procedimiento salí del edificio y pedí un Uber. Cuando estaba abajo él vino a abrir la puerta y vi que estaba sangrando ya (…) me dijo que cuando llegue a mi casa me iba a cambiar y ponerme algo que me pueda proteger. Me fui, subí al Uber, pero como estaba sangrando demasiado tuve que quedarme en el IPS de Luque”, narró María.

“Allí me dieron los primeros auxilios y de allí me derivaron a IPS Central porque el sangrado no paraba. Me atendieron y ahí me salvaron la vida. Entré a cirugía y allí me dijo la doctora que él me cortó una arteria y que por eso no paraba el sangrado. Allí me quedé dos días y me quedé internada dos semanas. Hasta mi trabajo perdí por eso. La operación costó G. 3.000.000”, concluyó la víctima a tiempo de exigir justicia para todas las víctimas del supuesto médico.

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