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En el caso del trayecto que se hundió tuvo un costo de G. 63.119 millones (US$ 9,3 millones al cambio actual) y se inauguró con bombos y platillos con la presencia del presidente Mario Abdo Benítez y del ministro Arnoldo Wiens, el 11 de enero último.
Tras las intensas precipitaciones, la calzada de la cabecera del puente colapsó a raíz del desborde del arroyo Ytú, que ahora nuevamente se encuentra habilitado al tránsito, desde esta madrugada.
Justamente, funcionarios de la empresa Tocsa se encargaron de la reparación de emergencia y el tránsito ya se encuentra reestablecido en el lugar. Sin embargo, recién ahora preparan la colocación de alcantarillas celulares para que sirvan como aliviadero, a fin de evitar situaciones similares en el futuro.
El corte en este tramo ocurrió específicamente a 9,8 km de su intersección con la Ruta PY02, luego de que el pavimento colapsara debido al gran caudal de agua que se tuvo en la zona.
Tocsa intentó deslindar responsabilidades de la falla de la nueva carretera, al afirmar que el puente en cuestión no fue intervenido por la empresa. Sin embargo, el puente propiamente aguantó el raudal, pero si falló el terraplén y el asfaltado, que estuvo a cargo de la empresa.
“Ese puente era un puente existente, no fue construido por nosotros. Era anterior a la obra”, expresó Eduardo Blomberg, vocero de la empresa. Se le insistió que la empresa, al estar a cargo del diseño de la obra, debía prever los alcantarillados necesarios para evitar que colapsen y señaló que es imposible controlar estos fenómenos inusuales, que afectó no solamente a esa ruta, sino a varias más.
Mientras tanto, desde el MOPC informaron que la obra aún no tiene recepción definitiva y que la empresa debe encargarse de las reparaciones que puedan surgir en la carretera.
Tocsa es la firma mimada de este Gobierno, con las principales obras emblemáticas como la reconstrucción de un tramo de la Transchaco, la franja costera de Pilar, y casi 20 contratos más.