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Con dicho volumen, el 2020 cerró como el de menor molienda desde 2014, año en que se procesaron 3,23 millones de toneladas.
Señala que en diciembre último se observó un procesamiento por encima de lo que se había producido en el mismo periodo del año pasado, pero el crecimiento interanual de más de 50.000 toneladas no fue suficiente para contrarrestar el efecto de las caídas acumuladas hasta el momento. “Se han cumplido las estimaciones que se manejaban a lo largo del año y el procesamiento terminó en uno de los niveles más bajos de los últimos años a causa de la incertidumbre que sigue viviendo la industria por los cambios constantes de reglas que le afectan”, expresa el informe de Cappro.
En otro orden, indica que la industrialización de soja durante el año 2020 significó una utilización del 78% de la capacidad instalada, que representa una caída de 2 puntos porcentuales con relación al 2019 y el valor más bajo desde el 70% ocurrido en 2014.
Añade que el aprovechamiento de la capacidad nominal cerró en un 70%, también 2 puntos porcentuales debajo del de 2019. En ese sentido, menciona que la capacidad instalada representa el máximo posible, es decir, una utilización de 365 días/año, mientras que la instalada se calcula con utilización de 330 días/año, lo cual refleja de mejor manera las paradas para mantenimiento. “No se esperan mejoras significativas en los próximos años, si no mejoran las condiciones de competitividad del sector”, concluye.