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Si bien en el caso del SIN la tasa es positiva, está lejos de anteriores vaticinios de ciertos círculos técnicos que alertaban, inclusive, sobre la necesidad de conjurar al fantasma del “apagón” que comenzaría a finales de la presente década.
Peor aún, lejos de toda especulación, la ANDE suscribía con Eletrobras e Itaipú el 13 de diciembre de 2019 un documento conocido como Carta Convenio, cuyo plazo de vigencia se prolonga hasta el 2022 y en el que la estatal asume el compromiso de contratar 10,1% más de potencia en este ejercicio en el 2020 y 10,7% más entre el 2021 y el 2022.
Con el ritmo de crecimiento que tuvo el SIN en su consumo en 2020, el pronóstico más acertado sería que fuertes rachas de nuevas tormentas golpearán las finanzas de la ANDE, mejor, de sus clientes en los dos años que restan del plazo en cuestión.
Según los registros de las entidades binacionales (Itaipú y Yacyretá) y del Viceministerio de Minas y Energía, en 2019 el SIN recibió 17.310.433 MWh, en tanto que en el año en que las olas de la pandemia comenzaron a encresparse, 17.576.630 MWh. Debe aclararse empero que, debido al retraso del Viceministerio de Minas y Energía en publicar sus datos mensuales, nos vimos obligados a atribuir a la central paraguaya de Acaray el promedio de la cantidad de MWh que suministró en los once meses anteriores (41.376 MWh).
El cotejo de ambas cantidades permite concluir que entre el 2020 y el inmediatamente anterior, hubo una diferencia de 266.197 MWh, o sea 1,54% más el año pasado.
Los apuntes anuales del Viceministerio de Minas y Energía confirman igualmente que el achicamiento de la tasa de crecimiento del consumo del SIN ronda el 3%. En efecto, en 2019 esa tasa aumentó en un 4,89%, 5,95% en 2028 si se la compara con la correspondiente al 2017, 5,02% más en 2017 que en 2016; 4,6% más en 2016 (año en que Itaipú batió su récord de producción) que en 2015. Otras fuentes privadas adelanta 3%.
La disminución del apetito del SIN debe imputarse a la paralización de relevantes sectores del aparato productivo nacional que provocó el covid-19, luego a la persistente ausencia de una política energética que incentive el aprovechamiento de nuestra energía en Itaipú y Yacyretá, obsequiada aún a nuestros socios paritarios en estas centrales.
Itaipú atendió el 90% de nuestra demanda
De los 17.576 GWh (1 GWh = 1000 MWh) 15.861 (90,2%) fueron suministrados por la central paraguayo/brasileña Itaipú; 1666 GWh (9,5%) por el complejo paraguayo/argentina Yacyretá y 49,6 (0,2%) por la usina paraguaya Acaray.
Recordemos que en 36 años de operación de Itaipú, nuestro país pudo aprovechar poco menos del 8% del total generado; en Yacyretá, en 24 años: 6,5%. El Paraguay es propietario del 50% de ambas centrales hidroeléctricas.