La venta de diarios es una tarea que para ellos tiene un gran significado

Muchas personas lograron costear sus estudios secundarios y universitarios a través de la venta de diarios, o bien, pudieron cumplir alguna meta, como construir sus casas, alimentar y hacer estudiar a sus hijos. En esta nota, varios comentan el alcance que tuvo y sigue teniendo la labor de ser canillita. Compromiso, sacrificio, dedicación y voluntad forman parte de los ingredientes que ellos aportan todos los días para acercar el pan “diario” a sus casas.

“A muchos  jóvenes de hoy les falta voluntad de trabajo”
“A muchos jóvenes de hoy les falta voluntad de trabajo”

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El sustento que le ayuda a costear un tratamiento médico

CIUDAD DEL ESTE. (Tereza Fretes Alonso, corresponsal). Liz Gómez es una joven licenciada en Matemática, que encontró en la venta de diarios el sustento e incluso la forma de pagarse los tratamientos médicos, relacionados a problemas de tiroides. Todos los días se pone su mejor sonrisa y llega a su puesto para recibir sus diarios y además preparar sus yuyos para tereré, que ofrece con la marca: Ñande Tereré.

Contó que le diagnosticaron los problemas vinculados a las tiroides hace unos cinco años. Con los tratamientos y las dificultades de salud se vio obligada a buscar alternativas para salir adelante. Sin saber mucho del rubro se propuso dedicar a la venta de diarios que hasta hoy es su principal sustento y el de su madre. La joven tiene un puesto de venta sobre la avenida Capitán del Puerto, Área 3 de Ciudad del Este.

Desde tempranas horas, lunes a lunes, Liz y su madre reciben a los clientes que buscan el ejemplar del día y algo refrescante para su tradicional bebida. “Pasé muchas dificultades y necesidades, empecé con la venta de diario a pesar de que no sabía mucho del rubro, pero en poco tiempo tuve muchos clientes. No me gusta pedir en vano, prefiero recibir algo a través de mi trabajo. Es un gran apoyo para mí que vengan a comprar. Me están ayudando”, dijo.

Llegó a cargar y vender más de 600 ejemplares por día

A las 6:30 de la mañana, sobre la calle Independencia Nacional esquina Teniente Fariña de Asunción, estaba el miércoles don Pablo Franco (70) haciendo entrega de sus últimos ejemplares de diario.

En medio del trajín laboral, recibió una canasta de Navidad de parte de uno de sus clientes, a quien agradeció el gesto. Comentó que se dedica al reparto de diarios desde hace 50 años y mediante esta fuente logró que sus tres hijos estudien: una es docente, la otra trabaja en un hospital y su hijo está como encargado de una agencia de distribución de diarios.

Don Pablo relató que siendo joven y apenas salido del cuartel se enfocó a buscar empleo, pero no conseguía, hasta que le llegó la propuesta de desempeñarse de canillita.

Entre las anécdotas que tiene de su andar, rememora la época en que se cargaba en la espalda y vendía más de 600 diarios por día. Así también, aquel día lluvioso en el que en vez de ganancias tuvo pérdidas, debido a que cayó a un zanjón cubierto de agua con toda la carga de diarios que tenía consigo. “Retrocedí y volví a comprar los ejemplares. Debía cumplir con mis clientes”. Expresó que ser canillita le otorgó hasta hoy muchas satisfacciones y que desea seguir desenvolviéndose de esta manera. “Gracias a esto tengo una linda casa, unos hijos bien formados y no nos falta nada”, refirió.

“A muchos jóvenes de hoy les falta voluntad de trabajo”

Carmen Morel (51) se dedica a la venta de diarios hace más de 20 años. Empezó con su hermano Sergio, quien hasta ahora también sigue en el rubro. En principio Carmen vendía solo remedios yuyos, pero luego le gustó la idea de tener su propio exhibidor de periódicos.

“Esta actividad representa mucho sacrificio y sobre todo compromiso. No es como muchos piensan”, afirmó.

Mencionó que mediante esta fuente de ingresos sus hijos pudieron estudiar y hoy trabajan. Uno es abogado y el otro está en una empresa en el área de limpieza de barcazas. Para Carmen, sin dudas este año es el más difícil para los canillitas, porque muchas familias y empresas decidieron recortar sus gastos y postergar la compra de diarios.

De igual manera, resalta que con la venta que existe sigue siendo rentable y alcanza para llevar el sustento. “Muchos jugadores de diferentes clubes pasan sí o sí por mi puesto todos los días, principalmente los días lunes”, dice, ya que ese día se publican los suplementos deportivos. Añade que la amabilidad, cordialidad y la buena atención, son algunas de las cosas que se aprende con el reparto del diario. En otro punto, señala que muchos jóvenes miran con vergüenza la labor del canillita, sin dimensionar las satisfacciones que hay detrás. “A muchos jóvenes de hoy creo que les falta voluntad de trabajo. Quieren todo más fácil, o ganar mucho dinero de una vez sin hacer esfuerzo”, apuntó.

Con el reparto logró estudiar y se recibió de odontólogo

CIUDAD DEL ESTE (Tereza Fretes Alonso, corresponsal). Édgar Fabián Toledo se dedica a la venta de diarios hace 15 años, con la ganancia superó el gran desafío de costear su carrera de odontología en una universidad privada y hoy en día es todo un profesional. La parte más difícil para Édgar fue cuando tuvo que hacer su tesis, por el alto costo que representaba llevar a cabo los trabajos de investigación, pero a pesar del tamaño de su desafío, lo logró. “Con la ganancia pude pagar las cuotas, cuando hice la tesis fue toda una batalla por el costo elevado, pero gracias a esta labor, lo conseguí”, expresó.

Cuando se graduó, Édgar decidió que era hora de ejercer su nueva profesión, abrió un consultorio y por ende dejó la venta de diarios. Sin embargo, la pandemia le puso nuevamente en aprietos y cada vez más le resultaba difícil mantener los gastos del consultorio por lo que volvió a su antiguo trabajo, la venta de diario.

Hoy en día, Édgar de mañana es canillita, recorre la ciudad vendiendo sus diarios y en horas de la tarde, cambia su chaqueta por unas batas y atiende a sus pacientes en un consultorio que tiene en el barrio Obrero de CDE. Él mismo habla con entusiasmo de su labor de canillita. “Esta noble labor nos ayuda a fortalecer los valores que nos inculcan en la casa. Lo que más me gusta es ese contacto con las personas, ese aprecio y el cariño que nos dan es lo mejor de esta labor”, expresó.

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