Carmen Cáceres, imparable, hoy ya es psicóloga y dice que no tiene tiempo de enfermarse

Carmen Cáceres (61) acaba de defender su tesis en la carrera de Psicología clínica y se siente joven porque tuvo la oportunidad de cumplir su sueño, entre otros proyectos que fue cumpliendo en el 2020. Dice que cada uno es artífice de lo que quiere lograr, y que no tiene tiempo de enfermarse.

Agradece a su esposo, Roberto, quien fue su apoyo incondicional.
Agradece a su esposo, Roberto, quien fue su apoyo incondicional.Gentileza

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Lejos de sentirse deprimida y sin ganas de nada Carmen Cáceres a sus 61 años sigue cosechando satisfacciones. Su reciente defensa de tesis para obtener el título de psicóloga clínica en la UTIC, la puso en contacto con compañeras de 17 y 18 años. Lejos de acomplejarse o tirar para atrás siguió estudiando y leyendo, a la par que trabajaba en su farmacia de Fernando de la Mora.

“Soy licenciada en administración, egresada de la UNA, mamá de dos universitarios, mi marido es divino, Roberto Giménez, con quien estamos casados desde hace 34 años”, detalló.

En el mundillo literario local Carmen es muy conocida porque ya ha publicado varios libros. “La literatura es mi vida, puedo escribir en un semáforo, en una plaza, escribir es como respirar y desde pequeña siempre lo hice, empecé con poemas. Alegría, quejas, pero cuando fui mamá empecé a fijarme en los niños de la calle, y observé de modo diferente. En el 2008 publiqué mi primera novela sobre niños sin identidad, personas solitarias, se llamó “Hija de nadie”, en el 2013 publiqué sobre una temática social sobre los paraguayos que iban a España a trabajar, se llamó: “Una maleta cargada de sueños”.

Lejos de acomplejarse o tirar para atrás siguió estudiando y leyendo, a la par que trabajaba en Fernando de la Mora.
Lejos de acomplejarse o tirar para atrás siguió estudiando y leyendo, a la par que trabajaba en Fernando de la Mora.

Y sus libros siguen

En el 2016 Carmen escribió “La casa de techo azul”, que esta basada en el consumo de drogas. “Comencé a hablar con chicos de la calle que consumían y que andaban con su bolsita de cola de zapatero, y me di cuenta que necesitaban ser escuchados”, recordó.

Y como no tenía muchas cosas que hacer se puso a estudiar. “Nació la idea de estudiar psicología porque la gente necesita ser escuchada, acompañada. Eso me decían los niños que consumían drogas, “nadie me escucha”. Y yo pensé que desde la psicología podía ayudar de alguna manera”.

Durante cinco años se sentó al lado de jovencitas de 17, 18 años y lejos de acomplejarse, se contagió de su espíritu joven. “A nada renuncié porque toda mi vida me pasé leyendo, mi papá era un lector asiduo y me inculcó leer. Mi última novela se llama “La máscara de Astrea”.

“Preparo un libro de cuentos que se llama “Abra, cadabra que este libro de cuentos se abra”. También participé en la antología que se publicó este año con un grupo de 17 escritores con el título: “Cuentos y poemas alrededor del sol”, explicó.

Prepara un libro de cuentos que se llama “Abra, cadabra que este libro de cuentos se abra”.
Prepara un libro de cuentos que se llama “Abra, cadabra que este libro de cuentos se abra”.

Mamá, esposa, profesional

Nuestra entrevistada aprendió a administrar y a delegar actividades. “Nunca tuve problemas con mis hijos y mi esposo. El tema es decidirse a hacer, querer hacer y hacer”.

“Yo defendí mi tesis el miércoles pasado, hice un trabajo sobre Estrategias de afrontamiento del estrés de los profesores de un colegio. Estoy trabajando con chicos que consumen drogas, soy consejera y trato de sostenerles y conectarles con especialistas en el tema en forma particular, con una red de profesionales, con la Senad, el Centro de adicciones, y vamos direccionando la ayuda, desde Fernando de la Mora. Es un aporte a la sociedad por todo lo que la vida me da”, expresó.

Mensaje a otras señoras y señores jóvenes de 60 años

“Yo les quiero decir que la persona mayor que quiera estudiar, que estudie, así se mantiene la mente ocupada, joven y no se enferma. Yo pretendo el año que viene ejercer la psicología porque mucha gente necesita ser escuchada”, insistió.

Carmen es imparable, no se detiene a mirar atrás, tiene las energías y la voluntad y cuando sopesa todo dice que agradece a su esposo, Roberto, quien fue su apoyo incondicional.

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