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Tenía que “venir sí o sí” porque la Virgen de Caacupé le cumplió el milagro. Fue en 2019 que la Virgen ayudó a Ramona López, quien le rogó que lleve los problemas graves por los que atravesaba toda su familia, indicó. “Antes del 5, ya todo estaba arreglado”, relató muy emocionada y con ojos llenos de lágrimas hoy.
En 2019, su madre estaba postrada en cama debido a un accidente y por ello no pudo asistir a la misa de Caacupé ese año, pero le juró a la Virgen que asistiría en 2020.
Hoy prendió una vela y realizó sus oraciones desde un banco, a lejanos metros de la basílica, ya que la entrada no está permitida. Explicó que sintió gran tristeza al llegar a la ciudad, puesto que la misma está vacía y no puede “ver a su madre”, ya que todo está cerrado.
Las medidas fueron tomadas para mitigar los contagios de COVID-19.
Camino sin peregrinos
En el km 48 de la ruta 2 se sitúan doña Eleuteria Roa y su hermana con una canasta que contenía escasas chipas. Desde ayer esperan clientes y no han vendido una sola de ellas.
Recordó que para cada festividad de Caacupé compran 500 kilos de almidón, lo que no ocurrió este año.
En cercanías al Curuzú Peregrino, hacia Caacupé, la tradicional trapichera de doña Anacleta, de 78 años, está parada. Su fiel animal acompañante que hacía funcionar a tracción la máquina no estaba. Al preguntar por la trabajadora, comentaron que debido a que no hay movimiento fue a la casa de sus familiares.
La Patrulla Caminera explicó que no hay desvíos hasta ahora, puesto que no hay presencia de peregrinos. Los camiones pueden circular normalmente.