Afectados se ingenian para vender algo y buscan hacer su aguinaldo

¡Chipa, chipa calentita! Era la mezcla de voces que a estas alturas sacudía las inmediaciones de la Basílica de Caacupé. Pero en esta atípica festividad, la venta de velas, chipas, dulces, butifarra, bidones, rosarios y la esperanza de hacer el aguinaldo se apagaron, indican afectados.

Los chiperos de Caacupé seguirán esperando igual a los fieles para hacer algo de platita, indican.
Los chiperos de Caacupé seguirán esperando igual a los fieles para hacer algo de platita, indican.

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Tras los meses de encierro por la cuarentena, los vendedores ambulantes y varios comercios de Caacupé estaban esperanzados en hacer un poco de plata en la festividad mariana. Pero el anuncio de la implementación de ciertas restricciones y de llevar a fase cero al distrito cayó literalmente como balde de agua fría a muchos, ya que el ingreso esperado iba ser el aguinaldo que serviría de oxígeno para pasar las fiestas.

Si bien hay un grupo de comerciantes y vendedores que dice estar a favor del cierre de la ciudad, también está el otro que no concuerda y señala hace lo que puede para vender algo y así sostener a sus familias.

Entre los afectados están productores de chipa, que se encuentran distribuidos en los barrios San Francisco, Santa Ana, San Blas, General Díaz, Santa María, la compañía Azcurra y otros puntos. Se habla de que son más de 1.000 en toda la ciudad. El bajón alcanzó además a fabricantes y vendedores de butifarra, dulces, bidones, rosarios y velas.

Varios chiperos indicaron ayer que no todos recibieron el subsidio y lamentaron que las autoridades no hayan tenido en cuenta a los protagonistas de uno de los motores económicos de Caacupé para ciertas decisiones. Aclararon que está bien que se cumplan las medidas sanitarias, pero que deben ser acompañadas de un plan de mitigación a los afectados.

“De esto (la fiesta mariana) depende nuestra Navidad, Año Nuevo, reyes y la escuela. Si el Gobierno no tiene posibilidades de mantener a la población, no debió hacernos esto”, manifestó Brunilda Velázquez, una de las chiperas del Barrio General Díaz.

A su vez, Teresa Escobar, vendedora de chipa y butifarra, remarcó se ven muy afectados. “Hoy ya estaría vendiendo unos 60 kilos de chipa, con una ganancia de un millón y medio de guaraníes. Realmente nos perjudica muchísimo lo que ocurre”, subrayó.

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